Opinión
Derechos humanos vs Barbarie
Nos piden paz y cordura, pero de eso nunca nos han dado nada.
Jhon Flórez
La historia de esta nación se ha fraguado entre charcos de sangre e impunidad. Los puntales que soportan el tan anhelado y proclamado estado social de derecho, hoy por hoy no son más que una quimera. Muestra de ello son las repetidas acciones que la institucionalidad ha venido tomando por cuenta propia, ejemplo, el caso de los policías en Bogotá y su desmedro en el uso de la fuerza y abuso de la autoridad.
¿De qué sirve tanto dinero para la fuerza pública si ésta no mejora en lo que, de fondo, es su razón de ser constitucional: proteger la vida, honra y bienes de los ciudadanos?
La realidad del país desde la caverna de Platón, es el signo primitivo de una sociedad que aún vive en la doxa de los fantasmas de la violencia y no apresura su paso a la clara luz de un nuevo amanecer. Empero, al salir, el no estar acostumbrado a la brillantez de una nueva realidad, sus ojos aún no pueden reconocer otras formas de esa misma realidad.
Así las cosas, esta relación insana entre barbarie/institucionalidad y sociedad, no es más que una ruptura al contrato social de Rousseau, imprimiendo en las nuevas generaciones indelebles huellas de violencia y odio. En palabras de dolor, asesinamos la vida en primavera, pues, nuestros jóvenes no son el futuro, sino el presente que frágilmente estamos deshojando.
En medio de todo este drama de mal gusto, el origen de toda esa fuerza reprimida no es más que el manifiesto de las frustraciones a la auto-realización personal y el olvido que somos frente a nuestra propia verdad. El horror nos visita como ave de mal agüero en cada decisión que niega la posibilidad social de una manera diferente de entender que este modelo socioeconómico, que productivo no es, resulta ser excluyente, en especial con las juventudes de este país, el cual niega realidades de los individuos tal como lo planteaba Hannah Arendt, quien se refería a aquellos que no entraban al modelo de desarrollo, son vistos como los desechados del sistema, que no se permea de la verdad socio-histórica, lo que profundiza con creces, la cada vez enardecida turba de quejosos por justicia social.
Ahora bien, ser policía o parte de la fuerza pública no es un error, pero sí la manera en que la institución se muestra en las acciones de éstos. Es decir, ser servidor público del pie de fuerza, resultan ser no una oportunidad sino la única opción de sobrevivencia y medio para alcanzar algo. En otras palabras, no hay espacios desde la realidad material que reflejen el espíritu político de nuestra constitución: igualdad de oportunidades o los llamados pisos mínimos que ponderan la dignidad de una sociedad, por el contrario, nos condenan.
Por ello, cuando construimos la conciencia de la sociedad en favor de la vida, se debe garantizar la moral que distingue la entereza y la ética del Estado, quien está llamado a mostrar el sendero a un mundo mejor.
Esto, requiere unidad para el cambio, ¡O maduramos como sociedad civil y humana, o seguiremos ahondando el camino de la violencia, el horror y el dolor de los hogares colombianos! Hay que asumir un sacrificio como población o no veremos generaciones sanas en el presente venidero, no tendrán paz, ni democracia, ni libertades. Entonces, habremos fallado como sociedad.
Jhon Flórez
Sobre el autor
Jhon Flórez Jiménez
La columna
Abogado. Especialista en contratación estatal y derecho constitucional y administrativo. Magíster en Ciencias Políticas. Analista político y activista social.
3 Comentarios
La verdad que lo que pasó es lamentable, los policías andan irritados pero para mi es presión de los altos mandos que presionan a los subalternos a mostrás resultados positivos y hacerse respetar, pero sin duda esa institución necesita una reforma
La verdad que lo que pasó es lamentable, los policías andan irritados pero para mi es presión de los altos mandos que presionan a los subalternos a mostrás resultados positivos y hacerse respetar, pero sin duda esa institución necesita una reforma
Buena columna Dr Flórez, nuestra sociedad sigue inmersa en esas cadenas de violencia heredadas por el narcotráfico e impunidad. Es necesario como ud lo menciona que exista una madurez cívica y cortar esos hilos generacionales que tanto daño ha causado al pueblo colombiano.
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