Opinión

El importador de urea egipcia

Álvaro Yaguna Nuñez

17/03/2021 - 05:00

 

El importador de urea egipcia

 

Nuestra región, la antigua provincia de Padilla, es un conglomerado con actividad socio-económica definida, tendiente tradicionalmente a las labores agropecuarias; difícilmente se encuentran individuos que desconozcan los pormenores y minucias plenas de aspectos inherentes a las tareas y secretos de una actividad milenaria; partiendo de la premisa de la óptima producción, los empíricos, emblemáticos, y tercos productores, han aprendido a la fuerza sobre los nutrientes del suelo, representados en la tradicional urea. Éste, es un compuesto químico especializado, nitrogenado, secuencialmente utilizado para darle una ayuda merecida a los suelos predominantes, desgastados tal vez en las épocas pretéritas de la bonanza algodonera, y en menor escala el sorgo y los tradicionales de pan coger.

Entendidos en la materia han llegado a inferir que el connotado nutriente se ha venido a menos, en detrimento de su eficacia, debido a las disfunciones comerciales incidentes en los tratados de libre comercio, bajos precios internacionales, y, principalmente, a la baja productividad nacional desmotivada desde el momento en que el país se convirtió en un empedernido importador de muchos productos, desbalanceando peligrosamente la economía, dando tumbos, hasta  los presentes días fatídicos de la pandemia mundial, originada en los confines de latitudes extremas como Wuhan, en la China, monstruo económico del oriente contemporáneo.

Y es inocultable que, desde el año pasado, en Colombia, la gran mayoría de la población ha quedado alicaída, expectante ante la evolución epidemiológica, el aislamiento y desobediencia social, y, por supuesto, las incertidumbres de las llegadas de las vacunas, la efectividad de ellas, su misterioso costo, los contratos de confidencialidad, y como no, la programación discutida en cada uno de los territorios definidos, propiciadora ésta de maliciosas prácticas, tentadas por el demonio de la corrupción; nada que hacer, así somos. Los optimistas, los que creemos en un país honesto, decimos: Hay esperanzas, no todo está perdido. Seamos pacientes.

En el escenario de la potencialidad, la reactivación económica, la reinvención inminente, surge en Valledupar un adalid de las buenas causas, propositivas y asertivas ; se trata de nuestro gran amigo, el periodista eximio y excelente conversador sobre la idiosincrasia vallenata, Beto Muñoz Peñaloza, decidido plenamente a ¨ponerle el pecho a la brisa¨, en una iniciativa admirable, sugestiva, y ojalá, igualmente provechosa; se propone el otrora baluarte del insigne barrio Gaitán, convertirse en un destacado  importador de urea, pero de Egipto, región reconocida por las famosas pirámides, mas no por los avatares de la agricultura. Ése es el gran enigma. Allí, cerca del incierto desierto, una comunidad científica cuantiosa, ha obtenido pingues resultados con la implementación de tecnologías agrícolas maravillosas, solamente comparables con el desarrollo dado con el descubrimiento del papiro, hace miles de años.

El precursor tesonero de la urea egipcia piensa realizar todos los acercamientos indispensables en las altas esferas del gobierno nacional, aprovechando la gran ¨cosecha¨ de participantes vallenatos en la directriz de altos cargos burocráticos; se trata, nos decía el, de proponer estrategias ambiciosas, capaces de romperle el cuello al cisne de la ¨irrefutable¨ reforma tributaria, iniciativa bastante adelantada, en el congreso de la república.

En la presente fase de experimentación, los expertos y conocedores del novedoso producto, han visitado la zona de Lagunita, en el departamento de La Guajira, invitados por Edgardo Mendoza, preocupado por la nula producción de cotoprix en sus extensas propiedades, al igual que William Rosado Rincones, el cancerbero de Valencia de Jesús, gran productor de esta variedad del mamoncillo, en su feudo El Regalito, contornos de la región del gran Calixto Ochoa Campos. La fundamental idea de Beto Muñoz Peñaloza, es poner a producir los estériles arboles de cotoprix de la región, especialmente el sembrado frente a su casa del barrio Las Flores, al lado del patinódromo; según los acuciosos Edgardo Mendoza y Rosado Rincones, dicho ejemplar sólo produce hojas verdes y llamativos follajes frondosos, los 365 días del año.

Nuestro gran amigo Muñoz Peñaloza es optimista respecto a ese gran proyecto de importación de urea egipcia, la redención económica de la anémica situación regional, en el próximo, Dios mediante, periodo pandémico; con relación a su vieja promesa de regalarme un saco de tres rayas lleno del preciado fruto tropical, recientemente manifestó: ¨Lo invito a perseverar. Es una tarea ardua, propia de los luchadores como usted, parecida a la de los antiguos bogas, colegas de Pedro Albundia, en los alrededores de la Ciénaga de La Zapatosa. No creo que con el influjo de la urea egipcia, se vaya usted a privar de degustar tan exquisito manjar. Sea paciente como el patriarca Job¨. En un gesto enigmático, pero revelador, me despidió con una maliciosa y perversa sonrisa.

 

Álvaro Yaguna Nuñez

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