Opinión
Ana del Castillo llenó, gustó y reinó en el Parque de la Leyenda Vallenata
Mis lectores saben que en esta columna me he aguantado la tentación de hablar sobre las tantas salidas en falso y el método empleado por una de las mujeres que se han atrevido a irrumpir con éxito en un medio históricamente hostil para ellas, como lo ha sido el vallenato, por bastante tiempo.
En el arte, y más concretamente en la música, como en otros oficios y profesiones, hay muchos caminos, métodos, tácticas y estrategias para llegar al éxito, y éstas, incluso, van cambiando al igual que cambia la vida y los medios, así como la manera de comunicarnos.
Esta época convulsionada por la inmediatez, las imágenes y el morbo, es propicia para que los artistas empleen mecanismos eficaces y efectistas para ganar seguidores y estar en la boca y la retina de los consumidores de noticias fugaces. Los escándalos por las actuaciones extravagantes, irreverentes e incluso groseras han llevado a la cantante vallenata Ana del Castillo a ser noticia permanente.
A mí personalmente no me gusta para nada que los artistas lleguen a la fama empleando esos métodos, creo que la calidad del intérprete es lo que debería primar a la hora de llevarlo al éxito. Ahora, se da el caso de Ana del Castillo, a quien nadie cuestiona su calidad como cantante. Sus grandes cualidades histriónicas y todo ese derroche de simpatía para muchos y antipatía para otros -pero jamás indiferencia-, son suficientes para que ella sea una artista exitosa.
Cuando la cantante Ana del Castillo anunció que haría el lanzamiento de su primer álbum musical en el Parque La Leyenda Vallenata, el escenario más grande y difícil de llenar, no solo por su aforo, sino por lo exigente que es esta plaza cuando de vallenato se trata, buena parte de los conocedores le apostaron al fracaso, en los corrillos se escuchaban expresiones como: Qué atrevida, eso nunca, en el Valle somos muy machistas y muchas otras similares.
Debo confesar que nunca dudé de lo exitoso que sería ese evento y del lleno total que se daría, por los tiempos que vivimos y por lo carismática y controvertida que es la artista, pero además porque no tiene nada que envidiarles a los más grandes cantantes que ha tenido el vallenato.
Desatendí muchas invitaciones y reservé para ver con mis propios ojos lo que ocurriría esa noche del 14 de enero pasado, no me lo contaron, yo estuve ahí, quise ingresar al parque como un ciudadano más y sentí los efectos del tumulto y la falta de una buena planeación logística. Fracaso total de la logística, les quedó grande el espectaculo. Pudo fácilmente terminar en una tragedia, ojalá que los planes de contingencia y los análisis de riesgos sean mas rigurosos en eventos como estos.
Ana del Castillo, con su imponente presentación y la organización de todo lo artístico, estuvo magnifica, pero creo que la gente quería escuchar más vallenato y hubo exceso de un género musical que no es tan apetecido en esta región. Es Ana la primera mujer que llena el Parque la Leyenda contra muchos pronósticos.
Colofón: Si antes el éxito de los artistas se medía por las sonadas de sus canciones en la radio, ahora se hace por el lleno de los escenarios, las descargas y número de seguidores en redes sociales y allí Ana del Castillo ya cumplió con los requisitos para inscribirse con letras grandes en la historia del vallenato.
Jorge Nain Ruiz
@jorgenainruiz
Sobre el autor
Jorge Nain Ruiz
Vallenateando
Jorge Nain Ruíz. Abogado. Especializado en derecho Administrativo, enamorado del folclor Vallenato, cantautor del mismo. Esta columna busca acercarnos a una visión didáctica sobre la cultura, el folclore y especialmente la música vallenata. Ponemos un granito de arena para que la música más hermosa del mundo pueda ser analizada, estudiada y comprendida.
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