Opinión
Los homenajes deben hacerse en vida
En mi casa, cada vez que iniciamos alguna conversación sobre alguien que ya no nos acompaña y hablamos resaltando las bondades y buenas acciones del fallecido, mi mamá afirma: “Si yo sé que no hay muerto malo”. Recientemente, a raíz de la trágica y lamentable partida del más grande de los juglares de la sabana Adolfo Rafal Pacheco Anillo, fueron muchos los que se preguntaron ¿por qué, si Adolfo era tan importante para nuestra música, el Festival de la Leyenda Vallenata –amén de hacerle un reconocimiento como rey vitalicio de la canción vallenata entre un grupo de compositores–, no le hizo un homenaje individual?
En una entrevista que me hicieron el día de la muerte de Adolfo, en RCN Radio, me preguntaron si para mí, Adolfo era el último de los juglares y yo les mencioné varios nombres de artistas vivos que considero se les puede llamar juglares, entre otros Náfer Durán Díaz, Issac Carrillo “Tijito” y uno se pregunta por qué el Festival Vallenato no les hace homenajes en vida, para dentro de unos 10 o 20 años tener que hacérselos póstumos.
Este año el máximo evento folclórico y cultural de nuestra región Caribe le rinde homenaje a uno de los acordeoneros más importantes de toda la historia del Vallenato, Luis Enrique Martínez, reconocido entre los conocedores y estudiosos de este folclor como creador y padre de la más grande, creativa y prolífica escuela de acordeoneros.
Si me preguntan que, si estoy de acuerdo con el homenaje, sin ambages digo una y mil veces que por supuesto, pero también me pregunto qué hubiera pasado si se lo hubieran hecho en vida y que él se lo hubiera disfrutado y sintiera el cariño del pueblo, recogiendo los frutos de su creatividad, sabiduría y destreza, como se le ha hecho a Gustavo Gutiérrez, Rosendo Romero, Los Hermanos Zuleta, Los Hermanos López y a muchos más.
En muchos municipios y poblaciones de la costa donde se realizan festivales folclóricos se les sigue rindiendo homenaje a músicos y personajes que, de una u otra manera, han contribuido al desarrollo o le han hecho aportes en lo social, económico, político o cultural a la población, sin embargo, la escogencia del personaje casi nunca se puede desligar de intereses políticos, familiaridad o amistad con los financiadores del evento y con el alcalde de turno.
En este espacio de crítica y de análisis de problemas, nos caracterizamos por proponer y hacer, creemos que es muy fácil decir y señalar, viendo los toros desde la barrera, o como decía mi abuelita: “Con la boca y el deo´ se hace un buen macaneo”. Por eso no me cansaré de reiterarles a los directivos de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata que estudien las hojas de vida, las trayectorias y las obras de artistas y músicos de nuestro folclor que merecen un homenaje en vida y que no duden en hacérselos, porque después de muertos ya para qué, si como dice el paseo: “El muerto no oye, ni ve, ni entiende”.
Colofón: Quienes de otras partes del país aspiren a disfrutarse en vivo la versión 56 del Festival de la Leyenda Vallenata están en mora de comprar tiquetes y reservar hoteles, me cuentan que los pasajes y alojamientos ya están escasos.
Jorge Nain Ruiz
@jorgenainruiz
Sobre el autor
Jorge Nain Ruiz
Vallenateando
Jorge Nain Ruíz. Abogado. Especializado en derecho Administrativo, enamorado del folclor Vallenato, cantautor del mismo. Esta columna busca acercarnos a una visión didáctica sobre la cultura, el folclore y especialmente la música vallenata. Ponemos un granito de arena para que la música más hermosa del mundo pueda ser analizada, estudiada y comprendida.
1 Comentarios
Si no le.an hecho un homenaje.al.amas grande el.3 veces rey vallenato Alfredo Gutiérrez
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