Patrimonio
"Un museo se transforma, es dinámico, es un espacio activo": Daniel Castro
Recién seleccionado director del Museo Nacional de Colombia, el bogotano Daniel Castro BenÃtez es un gran conocedor del mundo del museo y del patrimonio. Su trayectoria de más de tres décadas da fe de este conocimiento.
A lo largo de su carrera se ha desempeñado como coordinador de Proyectos Educativos Especiales del Museo Nacional de Colombia y jefe de la División Educativa y Cultural de la misma entidad. Actualmente, dirige la Casa Museo Quinta de BolÃvar y el Museo de la Independencia Casa del Florero, cargos que asumió en 1999 y 2002, respectivamente. También se desempeña como el Presidente del Consejo Internacional de Museos (Icom) capÃtulo Colombia.
En esta entrevista, el director describe el mundo del “museo como un lugar activo, dinámico, vivo, con una comunicación de doble vÃa en el que la sociedad, los ciudadanos y sus propias experiencias son los protagonistas, pero también da a conocer algunas de sus grandes apuestas.
Con él descubrimos que el museo es un mundo de retos que lucha por ser atractivo, renovarse constantemente y crear nuevas audiencias. Un universo donde las estrategias deben ser creativas y transversales a múltiples sectores culturales y educativos.
¿Cómo recibe este nuevo nombramiento?
Naturalmente es un reto que implica la experiencia de 30 años y la inversión en el sector museal y también la revisión de los logros que hemos alcanzado en instituciones afines como la Casa del Florero y en la Quinta de BolÃvar. Es un mensaje del Ministerio de Cultura sobre cómo la experiencia y una carrera permiten proyectarse en lo que yo denomino la casa matriz de los museos del paÃs. Y además en los últimos 16 años se ha invertido no solo un trabajo técnico y de conocimiento, sino una inversión de emoción y energÃa. Es también esa posibilidad de proyectar y de seguir enriqueciendo el proceso de transformación del Museo Nacional que tiene en este momento como una de sus metas más importantes, y frente a ello buscar todas las posibilidades para que eso se alcance y llegue a feliz término.Â
¿Cuáles son sus principales retos en este cargo?
El primer reto es poder compartir mi carácter ‘multitask’ en función de todo este ejercicio de renovación, porque de alguna manera puedo decir que tengo oÃdo agudo de músico, un sentido crÃtico a partir de una experiencia como historiador, la posibilidad de ver cómo se activa la creatividad a partir de mi perfil artÃstico pero también tengo la paciencia del pedagogo y espero que esas caracterÃsticas puedan acompañar al equipo del Museo Nacional de Colombia, al Ministerio de Cultura, para que toda esa transformación sea posible. El segundo reto serÃa cómo fortalecer una vocación pedagógica que el Museo Nacional tuvo desde  cuando fue creado, junto a una escuela de minerÃa y por orden de BolÃvar y Santander. Creo que si bien ha estado presente, ponerla en un primer plano será determinante. Y si somos un espacio que activa la memoria entonces cuál es la propia memoria institucional.
Y el tercero, que es absolutamente una necesidad que ha visto el Museo Nacional, es cómo podemos lograr una ampliación; cómo puede llevarse a cabo, de qué forma analizarlo, cuáles son las condiciones que se presentan hoy en dÃa, si son las mismas que se presentaron hace 20 años cuando se comenzó a pensar que el Museo debÃa ampliarse y, de esa manera entonces, ver cuáles pueden ser los canales para que sea posible. Es clave cómo comunicar esa integralidad de renovación que está llevando a cabo. El reto es hallar la manera de comunicar a la ciudadanÃa esa transformación que es orgánica e integral. Hay que generar procesos de continuidad pero también como enriquecerlos y reformular lo que sea necesario por eso hay que tener claro un plan estratégico a corto, mediano y largo plazo.Â
¿Qué papel juega el Museo Nacional en un escenario de posconflicto?
El Museo Nacional de Colombia debe ser una herramienta y no un fin en sà mismo para todo este escenario que se nos viene. El Museo Nacional debe permitir justamente que sea un escenario de intercambios, de opiniones, de puntos de vista, de diálogos; insisto, también de convivencia pacÃfica; en museo podemos tener muchos puntos de vista pero no nos estamos matando por esos puntos de vista, y entonces ahà identificar que esa dinámica, y por eso insisto en el gran valor pedagógico para el fortalecimiento del museo, yo creo que eso va a contribuir con esa búsqueda y anhelo de paz en el paÃs. Por lo tanto, si bien, el Museo se debe permitir representar a todos estos factores que han hecho parte de lo que hoy es la nación colombiana, tenemos que poner de presente que el ejercicio de comunicación que se genera dentro del museo, y también puertas afuera, es la gran contribución que debemos llevar a cabo, en función de que el paÃs pase esa página de la violencia y de las noticias que nos afectan.
¿Qué estrategias tiene para fortalecer y ampliar los públicos?
Algo que desarrollamos en la Quinta de BolÃvar y en la Casa del Florero relacionado con los públicos es que en estos lugares cada quien construye la historia con su propia historia y, en ese punto, cuando valoramos eso, cuando no imponemos una visión de historia, una relato especÃfico, sino lo que ponemos en primer plano la historia y vida cotidiana de cada individuo que llega al museo con su experiencia en diálogo con los patrimonios y los espacios expositivos, ahà estamos ganando mucho. Y eso es justamente permitirle a ese ciudadano que sepa que ese lugar, llámese Museo Nacional de Colombia cualquier otro en el paÃs, es relevante porque le está hablando porque le está hablando a partir de esa experiencia que ese individuo ha construido a lo largo de su vida.
Lo que se decide sin un ejercicio de participación es algo debilitado. Entonces es un lugar que valora a su comunidad, que activa cada vez más, de manera creativa y llena de posibilidades, esos patrimonios que alberga para que otorgue sentido profundo a la ciudadanÃa. El Museo del siglo XXI trata de construir experiencia; ya no es tanto un libro abierto que imparte conocimiento sino que la comparte y eso marca nuestra vocación frente a la sociedad, en este caso, la colombiana.Â
¿Qué otras apuestas están en su agenda?
Es importante el vÃnculo internacional pero también con los ciudadanos. Tenemos que seguir trayendo grandes obras pero también permitirnos llevar el Museo al resto del mundo. Por qué siempre recibir y no dar. Pensar en concebir exposiciones que vayan a otros paÃses.Â
Con respecto a al trabajo en las regiones, el museo debe irradiar pero no imponer. Eso tiene que ver en cómo entendemos la cultura. El museo es el faro pero que no enceguezca. Las regiones tienen muchas posibilidades de generar intercambios. Y además estamos formulando una polÃtica pública de museos que también es un reto; ya hay unos avances sobre el particular. Es importante ver qué nos hace comunes y cómo generar activación del patrimonio que alberga y diseñar propuestas más sostenidas de que es lo que se espera.Â
¿Cómo le gustarÃa que los colombianos vieran al Museo Nacional?
El Museo Nacional entró en un proceso de transformación más o menos desde las décadas del 70 y 80 del siglo pasado, liderado por Emma Araújo de Vallejo.  Creo que lo que debemos compartirle a los ciudadanos es que un museo, como cualquier otro en el paÃs y en el mundo, se transforma, es dinámico, es un espacio activo, no es sólo de contemplación ni solamente en donde tengamos que aprender una u otra materia especÃfica, sino que es en donde el encuentro, la convivencia y el diálogo pacÃfico se llevan a cabo entre una relación con el espacio que lo alberga, las colecciones, y naturalmente los públicos y los ciudadanos que llenan sus salas.
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Claudia Marcela González
Periodista Â
1 Comentarios
Bienvenido sea sr. Cstro Benitez. La labor de Emma Araújo va a tener una continuidad y al mismo tiempo una renovación en el concepto de museografía; gana el Museo Nacional de Colombia y por ende ganamos todos los colombianos. Un cordial saludo, Berta Lucía Estrada, autora de la comuna Fractales.
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