Patrimonio

La leyenda del Hombre-caimán de Plato

Juan Luis Romani Arroyo

01/05/2023 - 03:50

 

La leyenda del Hombre-caimán de Plato
Monumento al Hombre-Caimán en el Barrio San Rafael en Plato, Magdalena / Foto: Juan Luis Romani Arroyo

 

"Voy a empezar mi relato / con alegría y con afán / que en la población de Plato / se volvió un hombre caimán..." [Canción del compositor barranquillero José María Peñaranda]

Para conocer la leyenda del Hombre Caimán de Plato, debemos referirnos a su autor, Virgilio Di Filippo, abogado, a veces periodista, sacristán, escritor, y a quien poco se le recuerda como tal. Esta leyenda la ha personificado por más de cincuenta años, Edgar Romano, Moisés, quien asegura que éste le delegó esta ardua y diligente tarea. La importancia de la leyenda llevó a que en Plato un espacio público fuera llamado “Plaza del Hombre Caimán" donde, anualmente, la Fundación de la Leyenda del Hombre Caimán celebra las fiestas en honor a este personaje, además, existen otros monumentos alusivos.

Pero antes de adentrarme en el relato, indico que lo hago basado en la recopilación realizada por Darío Bolaño Ricaurte, uno de los personajes más conocidos y queridos de esta región, y quién por años ejerció la actividad de periodista y escritor. El escrito donde Di Filippo contó los detalles de la leyenda, debe reposar, olvidado, en algún baúl, o, simplemente, ya no existe.

La historia trata sobre Saúl Montenegro, un joven y apuesto pescador de piel oscura bronceada por el sol, que tenía un diente dorado en su boca, y, quien, además, de mujeriego, tenía la enfermiza afición de espiar a las lavanderas y bañistas que visitaban el "Caño de las Mujeres”, especialmente cuando estaban desnudas.

Sin embargo, lo que venía haciendo sin contratiempos, aunque con precaución, cualquier día se enfrentó a la prohibición emanada de la alcaldía, prohibiendo a los hombres visitar o bañarse en el mencionado canal. Saúl, preocupado, comenzó a idear la forma para evadir la aplicación de la norma y fue cuando pensó en poderes sobrenaturales, en la invisibilidad del ser, en la posibilidad de transformarse en un animal, y luego en ser humano, para sin aparentes sobresaltos poder disfrutar de lo que tanto le gustaba.  Se decidió por el caimán por lo sigiloso al ir por las aguas, por lo común en el río Magdalena, y para, evitar desagradables sorpresas, por el temor y respeto que infundía.

Para materializar su idea, aprovechó que un grupo de gitanos que había estado vendiendo caballos, monturas, leyendo la suerte en Plato, partía para la alta Guajira, y se unió a ellos, detrás de la noticia que en esta región habitaba un brujo sabio que conocía los secretos, los medios, con transformar humanos en animales, y luego volver a la normalidad. Este era el gran Piacha, al que encontró, y quien, luego de explicarle lo que buscaba, le preparó varias botellas, unas con un líquido rojizo que lo convertía en un "caimán" y otras con un líquido blanco que lo devolvía a su forma humana.

Feliz, regresó a Plato y comenzó a utilizar los brebajes y a transformándose en caimán, para lo que contaba con el apoyo de Mingo Padilla, con quien se encontraba de noche en el puerto de Jabonal. Este se encargaba inicialmente de rociarlo con el líquido rojizo para convertirlo en caimán, después con el blanco para que volviera a ser un humano.

Pero un día Mingo no pudo acompañarlo, por estar enfermo con la malaria, entonces Saúl le contó a otro pescador sobre su secreto y lo invitó a que lo ayudara a transformarlo. Pero, sucedería algo que no había previsto, el temor que produjo en su cómplice cuando al regresar vio su figura amorfa. Se asustó y dejó caer la botella que contenía el líquido blanco, lo que provocó que Saúl quedara permanentemente atrapado en su cuerpo de caimán y rostro de humano. Su madre, cuando supo lo que le había sucedido, lo consolaba todas las noches en ese puerto, además, le llevaba comida y hasta botellas de ron.

A pesar de lo sucedido, Saúl continuó en el "Caño de las Mujeres observando a las lavanderas y bañistas, lo hizo hasta una mañana en la que, tras asustar a un grupo de estas, fue perseguido por varios pescadores, sus antiguos compañeros, armados de arpones, cuchillos, palos y escopetas, por lo que debió huir aguas abajo, rumbo al río Magdalena.

Del fin del hombre “Caimán” nunca se supo. Los plateños comentaban sobre supuestas publicaciones en medios de prensa de Barranquilla, en las que se daba cuenta de su presencia en las orillas del río. Aparentemente, en una de ellas se afirmaba que lo habían visto pasar por Tenerife, yendo río abajo, intentando llegar a Sitio Nuevo, sin poderlo hacer por la algarabía que se armó por su presencia, tanto que algunas personas lo persiguieron e hirieron. Esta fue la última noticia, según la leyenda, que se tuvo de la desventurada osadía del Hombre “Caimán”.

 

Juan Luis Romani Arroyo

2 Comentarios


Luis Díaz Cantillo 02-05-2023 10:08 AM

Excelente

Luis Díaz Cantillo 02-05-2023 10:09 AM

Excelente

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