Turismo
Guatapurà y Chemesquemena: dos perlas del resguardo kankuamo
El territorio kankuamo en la Sierra Nevada alberga joyas inesperadas y relucientes. Pueblos pequeños, de difÃcil acceso, que siguen con sus costumbres campesinas.
Guatapurà y Chemesquemena son el perfecto ejemplo. Ubicadas a una veintena de kilómetros de Atánquez, estas poblaciones ofrecen una perspectiva insólita sobre la vida cotidiana de la colectividad indÃgena.
En la cima de una zona montañosa regada por el rÃo GuatapurÃ, las localidades que aquà señalamos se caracterizan por su pequeña extensión y una intensa vida comunitaria marcada por el calendario agrÃcola.
A lo largo de una calle de medio kilómetro, el pueblo de Guatapurà reúne a poco más de 400 habitantes. Las familias diseminadas en casitas de cemento y pintadas con colores cálidos viven frente a un camino pedregoso que sirve también de inevitable ruta de acceso.
Los niños son los que alegran el pueblo. En grupitos de tres o cuatro, trasladan sus actividades lúdicas hasta el camino principal y, a veces, obstaculizan el paso de alguna camioneta. Las madres se mantienen en el hogar con los niños más jóvenes o bien se dedican a tejer mochilas y hamacas que venden a Atánquez.
Justamente, el nexo con Atánquez es clave. A diario, centenares de personas se dirigen a la población vecina para sus actividades comerciales o agrÃcolas, y ese desplazamiento lento en mula o en carro desvela el aislamiento y la dependencia de este poblado.
Son pocos los servicios de saneamiento y alcantarillado, y menos los transportes logÃsticos masivos. La vida se centra en lo que produce la aldea y la capacidad de los lugareños en reutilizar los recursos llegados de afuera. Por eso, el pueblo se organiza –en la medida de lo posible– para reciclar ciertos materiales como el vidrio o los plásticos.
En materia agrÃcola, la actividad principal se concentra en el café, la yuca, el ñame y el plátano. El aroma del café es el que se impone en el aire, lo impregna todo, aportando asà un perfume de mañana fresca a cada visita.
A pocos kilómetros de GuatapurÃ., el pueblo de Chemesquemena vive de un modo totalmente distinto: pegado al rÃo. Su calle central alberga una población de similares proporciones a la de Guatapurà y, sin embargo, la actividad es más notable.
La tienda principal y la iglesia son los principales lugares de encuentro. El rÃo, sin embargo, es el sitio adonde estar. Allà se ubican las familias para el aseo, lavar sus prendas, jugar y muchas otras actividades. Es, sin lugar a dudas, el elemento vertebrador de esta colectividad.
Pasando el puente que pone lÃmite a la localidad, la vegetación vuelve a gobernar con una libertad que roza la exuberancia. Los burros llegan cargados de maÃz o café con dirección a Atánquez.
Éstas son algunas imágenes dejadas por las perlas kankuamas de la sierra Nevada. Lugares que hospedan la esencia de esta tierra cersarense.
0 Comentarios
Le puede interesar
Aracataca, la cuna de un premio nobel
En la costa Caribe de Colombia, al sur de Santa Marta, la ciudad de Aracataca desprende un intenso perfume a mango y guayaba. La ciuda...
Cinco monumentos en homenaje a grandes cantantes del Caribe colombiano
 No se puede visitar la costa Caribe de Colombia sin fijarse en su gran riqueza musical, sus personajes y anécdotas. La música est...
Providencia y Santa Catalina, el secreto del Caribe
 La isla de San Andrés es, desde hace muchos años, una especie de walhaya criollo para los colombianos, destino ideal para las l...
Seis monumentos que ensalzan el acordeón en Colombia
El acordeón se ha convertido en un sÃmbolo del sentimiento y de la alegrÃa que alberga la costa Caribe, y a lo largo de los últimos...
El increÃble proyecto de un parque temático vallenato
¿Se ha imaginado alguna vez un enorme parque de atracciones compuesto de instrumentos caracterÃsticos del folclor vallenato? ¿Ha soÃ...