Literatura
Poesía en memoria de Diomedes Díaz
La muerte del cantante de música vallenata Diomedes Díaz, el pasado 22 de diciembre, ha conmovido toda la sociedad valduparense. Desde los más entusiasmados admiradores de su música hasta los intelectuales más analíticos del folclor.
En este artículo queremos contribuir a su memoria con el soneto “Temeroso a la muerte y al olvido” extraído del libro “Sonetos Vallenatos” del poeta José Atuesta Mindiola (editado en el año 2011) y otra décima del mismo autor.
Temeroso a la muerte y al olvido
En sus viejos momentos de esplendores,
Diomedes, ese admirado cantante,
describe de manera fascinante
a sus padres, humildes labradores.
Y siempre hace alarde de sus albores,
repasa sus ilusiones de infante:
donde posa en el espejo triunfante
del extenso gremio de los cantores.
Su canto con la alquimia es un latido
de versos, vendimia de madrigal
en la noche flotante de quimera.
Temeroso a la muerte y al olvido,
divaga un epitafio musical:
Queda el cuerpo adentro y mi nombre afuera.
Décima a Diomedes Díaz
I
Cuando Diomedes nació
un ángel trajo una lira
y su madre doña Elvira
en sus manos le entregó.
Desde niño se abrazó
del viento para volar,
soñaba que iba a triunfar
en el canto vallenato
y Dios le da ese mandato
de componer y cantar.
II
En toda Colombia entera,
en los pueblos y ciudades,
un racimo de saudades
con aromas de quimeras;
recuerdos de quinceañeras
las hermosas melodías
del cantor Diomedes Díaz:
La Ventana Marroncita,
Serenata, Oye Bonita,
Necesito compañía.
III
Cuando la música suena
en el tiempo no hay distancia,
un suspiro de fragancia
florece en la gente buena.
Volando se van las penas
cicatrizan las heridas.
Volando se va la vida
entre sombra y esplendor,
pero no muere el amor
de las cosas más queridas.
IV
Los sonidos del dolor
las campanas en repique,
en homenaje al Cacique
Diomedes el trovador.
El poeta soñador
del amor y la alegría
que todo el mundo quería
por sus bonitas canciones
que guardan los corazones
en celeste sinfonía.
José Atuesta Mindiola
0 Comentarios
Le puede interesar
Cáscara de nuez, de Ian McEwan
Soy una lectora asidua de la literatura anglófona, regularmente me sumerjo en las páginas de algunos de sus autores; aunque no ...
Siguiendo los pasos de grandes escritoras del Caribe colombiano
La mujer en el laberinto literario del Caribe. Historias de superaciones que buscan ser rescatadas y encuentros tormentosos con la pa...
Orquesta Son Callejero
—El maestro Peñalosa el primer día de clase nos puso en fila. Le preguntó al primero: “¿Estás loco?”. “No señor”, dij...
Génesis o turbulencia de la palabra (III)
Nada que ocultar (Ediciones Doce Calles, España, 2013) de Gloria Young se divide en cuatro partes: Cristal que no se rompe / Pue...
Solo vine a hablar por teléfono, el cuento de Gabriel García Márquez
Una tarde de lluvias primaverales, cuando viajaba sola hacia Barcelona conduciendo un coche alquilado, María de la Luz Cervantes s...