Literatura
Cuento: En medio de la noche
Yo estaba acariciándome los senos. Me irrumpían velas y plumas que expedían un olor a sándalo.
La medianoche arribaba con rapidez. Hacía rato que había dejado de oír a lo lejos la voz arrogante de Pablo, al parecer había terminado de darles órdenes a sus hombres. Sin embargo, seguía haciéndome esperar. Desesperada, me puse la bata y salí a buscarlo.
Recorrí todo el interior de aquella casa suntuosa y sólo pude hallar de él un par de habanos mal apagados. Luego sentí ciertos movimientos en el patio y con cuidado me dirigí hacia allá.
Cuando me aproximé a la piscina, vi de repente entre las aguas a Pablo: estaba juntando delicadamente sus labios con los labios de alguien, a quien desde la posición que yo ocupaba, no alcanzaba o tal vez me rehusaba a distinguir.
De modo que me acerqué un poco más. Atónita, descubrí que se trataba de Gonzalo, la mano derecha de Pablo, cuya piel dorada y musculatura perfecta tal la de un dios -reconozco- lograron tentarme en varias ocasiones.
Ahora, sin que ellos se percataran de mi presencia, salí corriendo en busca de la pistola que Pablo me había dado para que utilizara cuando fuera necesario…
CARLOS CESAR SILVA
1 Comentarios
Preciso.
Le puede interesar
Hasta ahora te creo, de Maribel Abello Banfi
Aguilar 2020 Penguin Random House Grupo Editorial. 165 páginas Tengo el privilegio de conocer, así sea virtualmente, a Linda Fa...
Caballero Bonald y el Cervantes
José Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, 1926) pudo ser un elegante oficial de navío por su exquisito aire, de aristócrat...
El libro que genera controversia en el Vaticano
Las cuestiones de sexualidad suelen ser un tabú en el Vaticano. Es incluso más cómodo hablar de lucha de poderes, de Vatileaks –co...
Un estudio del mundo alterno en La virgen de los sicarios
En la novela “La virgen de los sicarios” de Fernando Vallejo (Alfaguara, 1994, 2002), el narrador se sitúa desde un presente par...
El camino del hombre es recto
Jules, un hombre negro de sesenta años, está sentado con los codos apoyados sobre el mesón de la cocina. En el suelo hay manchas d...