Literatura

Caricias afinadas

Antonio Ureña García

08/06/2017 - 09:20

 

 

Acariciar como se acaricia un instrumento. Templando las cuerdas con extrema precisión. Buscando la tensión exacta y no solo para lograr el sonido más afinado. Apretar las clavijas más de la cuenta, acariciar con demasiada intensidad, puede suponer que pierda esa calidad original que garantiza la pureza de su sonido; puede hacer que la piel se sienta rápidamente invadida,   perdiéndose el montón de sensaciones que se generarán al despertarla, a recorrerla despacio, centímetro a centímetro.

Para lograr una correcta afinación es necesario escuchar el sonido producido por cada cambio de tensión, de la misma manera que es necesario escuchar, estar atento a las reacciones que los dedos producen al rozar la piel y lograr que las mismas se conviertan en sensaciones compartidas. Una vez lograda la tensión adecuada con las clavijas, es necesario pulsar la cuerda con la yema de los dedos con la presión justa. Una presión excesiva puede generar un sonido duro y hasta desagradable. De la misma forma, una presión demasiado suave puede ocasionar que la cuerda vibre de manera indeseada produciendo un sonido oscuro.

Esa misma debe ser la forma de acariciar: con la yema de los dedos; con la presión exacta para que la piel sienta los caminos trazados como senderos de montaña o constelaciones y respondan erizándose a su paso. Unas caricias demasiado suaves pueden dejar una carencia de sensaciones, y demasiado intensas puede robar la magia del contacto. Al Igual que las cuerdas de un instrumento vibran, así debe vibra la piel: en unidad con los dedos que las pulsan o que la acarician.

Solo un instrumento así afinado, solo una piel tratada con esa delicadeza, responderá primero en los pasajes más suaves y en las notas más largas y tenidas, como después lo hará en los pasajes más audaces donde la velocidad y la intensidad de la pulsación sean mayores. Sólo una piel así sensibilizada responderá a caricias más intensas en las que el deseo comienza  a hacer su aparición para buscar nuevas sensaciones.

Solo empleando la misma sutileza con la que se afina un instrumento, se puede lograr que una piel responda a una sinfonía de caricias que van desde la delicadeza más sutil a la generada por la pasión desbordada donde manos, cuerpos, pieles y sobre todo pensamientos, vibran al unísono, sintiendo una fusión mutua: la misma que alcanza el músico y su instrumento.

 

Antonio Ureña García 

 

Sobre el autor

Antonio Ureña García

Antonio Ureña García

Contrapunteo cultural

Antonio Ureña García (Madrid, España). Doctor (PHD) en Filosofía y Ciencias de la Educación; Licenciado en Historia y Profesor de Música. Como Investigador en Ciencias Sociales es especialista en Latinoamérica, región donde ha realizado diversos trabajos de investigación así como actividades de Cooperación para el Desarrollo, siendo distinguido por este motivo con la Orden General José Antonio Páez en su Primera Categoría (Venezuela). En su columna “Contrapunteo Cultural” persigue hacer una reflexión sobre la cultura y la sociedad latinoamericanas desde una perspectiva antropológica.

1 Comentarios


Javier 29-03-2019 03:31 PM

Onanista compulsivo detectado.

Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

El Quijote: una metáfora de su tiempo y del tiempo presente

El Quijote: una metáfora de su tiempo y del tiempo presente

El 23 de abril de 2016 se celebra el 400 aniversario de la muerte del escritor Miguel de Cervantes. Su prolija obra abarca todos los ...

La Ciudad y los perros, cincuenta años después

La Ciudad y los perros, cincuenta años después

Al igual que el vino, algunas lecturas mejoran con el paso del tiempo. Es el caso de Cien años de Soledad de Gabriel García Márquez ...

A orillas del gran río, de Diógenes Armando Pino Ávila

A orillas del gran río, de Diógenes Armando Pino Ávila

En los versos del poeta y escritor cesarense Diógenes Armando Pino Ávila, descubrimos el deseo de narrar y evidenciar los matices de ...

Katja Petrowskaja o el poder evocador de la palabra

Katja Petrowskaja o el poder evocador de la palabra

Tal vez Esther(Ediciones Adriana Hidalgo, traducción de Nicolás Gelormini), de la ucraniana Katja Petrowskaja (1970), obtuvo el imp...

Ojos fraternos y otros poemas de Luis Mizar

Ojos fraternos y otros poemas de Luis Mizar

  Luis Mizar nació el 8 de julio de 1961 en el tradicional barrio Cañaguate de Valledupar y su niñez la vivió al lado de sus padr...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados