Música y folclor
La música colombiana en México
La música de la costa Atlántica colombiana, primero el porro, pero sobre todo la cumbia, llegó a México hace unos cincuenta años (Pérez, 1995: 3), adaptándose y siendo acogida rápidamente en este nuevo territorio. Mediante procesos como el de reificación, adaptación y creación fue transformada, en primera instancia, en las cumbias tropicales, en el centro y costas del país, y después en la llamada cumbia norteña, en la región homónima. De igual manera, en la actualidad, la música del norte de México y sureste de Estados Unidos como la tejana, tex-mex, y parte de la llamada onda grupera poseen bases en la cumbia.
La cumbia, el porro, el vallenato y otros ritmos de la costa atlántica llegaron hacia la mitad del siglo veinte por medio de discos y de músicos que hacían giras en México. Fueron escuchadas con relativo éxito durante un tiempo y desaparecieron luego, a excepción de la cumbia, que sí tuvo arraigo en la mayoría del país. La cumbia se estableció definitivamente en México hacia finales de los años 1960, interpretada por orquestas como la de Mike Laure y Rigo Tovar. Ellos, en su repertorio, muy exitoso y consumido, utilizaban la música de origen colombiano pero transformándola: las orquestas tropicales mexicanas mimetizaban el ritmo caribeño colombiano y lo transformaban en lo que ellos, o la industria discográfica mexicana, creían que era un sonido más adecuado para el público de estas latitudes, aun cuando sin dar crédito a sus compositores originales, de manera tal que el público creía que eran composiciones originales.
El vallenato, contrariamente a la cumbia, sólo logró establecerse en el norte del país, en Monterrey y algunas zonas cercanas; esta zona es la tierra del acordeón en México. Esto, sumado a la empatía que generan las letras de las canciones vallenatas, explica parcialmente su adopción en estas latitudes. El fenómeno de la música colombiana7 de Monterrey se desarrolla prácticamente en contra de los medios de comunicación masiva -que lo ignoraron de manera sistemática- y de los canales de comercialización de las disqueras, ya que sólo hasta fechas recientes ésta se ha difundido y comercializado. Parte de la explicación del arraigo de la música la encontramos en una gira de Los corraleros del Majagual, agrupación de la costa caribe colombiana que estuvo varada por bastante tiempo en esta zona, de frontera con Estados Unidos, por problemas de documentación. Esta estancia prolongada del grupo influyó en la percepción y el gusto musical en la región. Hasta la actualidad, los discos de ese grupo son consumidos ávidamente, y los protagonistas de este fenómeno concuerdan en señalar a Alfredo Gutiérrez -líder de la agrupación- como la piedra angular en el inicio del gusto por la música colombiana en esta latitud.
El mantenimiento del fenómeno y la creación del gusto colombiano
Posteriormente, los personajes centrales en la adopción y permanencia de este fenómeno fueron los sonideros, quienes durante décadas se encargaron de viajar a la Ciudad de México, Estados Unidos y Colombia tras grabaciones de grupos colombianos de la costa atlántica. Ellos tenían un gran mercado debido a la escasez y altos costos de los grupos tropicales en aquellos años. Poco a poco, los archivos musicales de estos personajes singulares se fueron especializando en las versiones tropicales colombianas, provenientes todas de la costa atlántica.
Esta colección ha crecido con los años y paralelamente se ha desarrollado una cultura musical colombiana dentro de Monterrey, de bases profundas y relativamente firmes. Los sonideros eran los únicos capaces de conseguir y pagar los discos colombianos que eran simbólicamente muy apreciados -por tanto escasos y costosos-. Así se mantuvo el consumo restringido hasta la aparición del casete en la década de 1980 -tecnología que permitió la duplicación de la música-. Al ver disminuido su trabajo, se abocaron a grabar su acervo en este medio y a venderlo al público en general, ávido de esta música que no se conseguía en el mercado formal. En la actualidad, aun cuando ya se establecieron importadores legales, y las propias disqueras colombianas, el consumo sigue siendo predominantemente pirata, debido a los altos costos de los discos originales y al arraigo de una cultura de consumo informal, dirigida por los sonideros, con mezclas especiales, compilaciones e hibridaciones, como los discos rebajados de amplio consumo entre los colombianos.
Darío Blanco Arboleda
Acerca de esta publicación: El artículo “La música colombiana en México” hace parte del estudio “La música de la Costa atlántica colombiana transculturalidad e identidades en México y Latinoamérica” realizado en el marco del Doctorado en Ciencias sociales cursado por Darío Blanco Arboleda en el Colegio de México.
6 Comentarios
buenas tardes, me pueden decir donde comprar en México (Ciudad de México) el disco de musica del conjunto "LA HERENCIA DE TIMBIQUI"
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Hola, Darío. Me gustaría saber más sobre como llega el vallenato a México. Me encantaría ponerme en contacto contigo para conocer el conocimiento y biografía que tienes acerca de este tema. Contamos actualmente con un proyecto de una revista sobre el vallenato en Monterrey, Nuevo León, pero aún desconozco mucho la historia de como se desarrollo en México. Nos gustaría entrevistarte también para un articulo de la misma. Si te interesa te dejo mi correo personal y la página de facebook de la revista Sentimiento. Saludos. Espero tu respuesta. Te dejo mi correo electrónico: ofloresa@outlook.com y la pagina: https://www.facebook.com/sentimientomagazine/
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Hola, estoy haciendo una investigación en México y me encantaría charlar con el autor de este artículo. ¿Cómo lo puedo contactar?
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