Música y folclor
La banda Ocho de septiembre: la última sobreviviente
A propósito de las bodas de oro de la banda “Ocho de septiembre” de Sincé (Sucre), he querido con beneplácito rememorar la importancia, origen y decadencia de la música de banda en el último decenio. Propia es, de nuestra región norte colombiana, exactamente de la sabana sucreña y cordobesa, la música de banda, interpretada por instrumentos de viento, que al unísono conforman excelsas melodías distintivas de esta zona del país, siendo el porro, para ser más específicos, la carta de presentación de los sabaneros ante el mundo musical y característico representante del sentir folclórico y festivo de dos hermanos departamentos.
Producto de la bifurcación de la precolombina música de gaita, el porro emerge como género musical propiamente dicho, después de la adecuación de instrumentos de metal que complementaron a las prístinas y elementales gaitas de caña y tambores de cuero, así mismo, experimentó una metamorfosis melódica que conjuga sonidos graves y agudos rellenados por la percusión que aporta la sonoridad acompasada y alegre a la tonada. Los entendidos en música de viento, describen el porro como una conversación conjuntiva entre los instrumentos que se exponen y replican acordes entre sí, generando una pieza musical agradable al sentido, esto cuando se tratare de una pieza que carece de letra. Y sí que lo es, los interpretes requieren de compenetración armoniosa para lograr el efecto deseado en las almas de los consumidores.
He visto llorar y reír mientras se escucha un porro, esto explica las facultades de la música de banda y la injerencia sentimental que tiene sobre quienes nos mostramos sensibles ante este género. Los porros tapao´s, palitiao´s, las puyas y cumbias crecieron mancomunadamente con la sociedad sabanera lo que argumenta su aceptación, pero ha sufrido desventuras a medida que transcurre el siglo XXI, al llegar del exterior géneros sintéticos que indefectiblemente permean la raizal y auténtica expresión de esta zona del país. Cada vez es más difícil que el porro prolifere, vive en una constante agonía intentando calar en los corazones aun frente a la competencia del desechable extranjerismo. Es tal la mella que ha sufrido el género, que ya es usual que se escuchen en corraleja, festivales y reuniones melodías vallenatas y urbanas interpretadas a fuerza de pulmón.
Para bien de los esperanzados en la revitalización del porro, es la banda ocho de septiembre de Sincé- Sucre, la ultima sobreviviente que interpreta exquisitamente las partituras de porros de Armando Contreras y Ricardo Hernández. Ferviente precursora de la magnificencia del porro en su más cristalina expresión, ha cumplido sus bodas de oro, labrando y cosechando los triunfos más codiciados de finales del siglo XX y principios del siglo XXI. Es menester por el bien de la preservación de la idiosincrasia sabanera, auténtica y febril, que el porro tenga una segunda época dorada, un genésico resurgimiento que ponga de presente la voluntad de no dejar morir la exánime tradición de la región sabana.
Hernán de la Ossa
Sobre el autor
Hernán De La Ossa Benítez
La bitácora del naufrago
Hernán Duley De La Ossa Benítez, nacido en Sincé, departamento de Sucre el 7 de agosto del 2000. Actual estudiante de la facultad de Ciencias jurídicas de la Universidad del Sinú, sede Montería. Escritor por vocación desde sus primeros años. Autor del libro “¿A dónde van las gaviotas?”, publicado por la editorial Torcaza en 2021. Asiduo lector de prensa, literatura contemporánea y amante de la poesía clásica. Poeta y columnista, refiere en sus líneas inquietudes sociales y exalta la cultura de la región sabanera con un ambiente raizal y espontáneo, sencillo y atrapante para el lector. Cursó bachillerato en el Liceo Panamericano campestre de la ciudad de Sincelejo, donde reafirmó su vocación de escritor.
2 Comentarios
Excelente artículo HERNAN, de verdad que sigues escalando cada ves más. De ante mano mil felicitaciones por tan acertadas palabras y mejor no pudieron ser expresadas, de verdad que el porro sigue y seguirá en los corazones de los sabaneros.
Esta nota merece un audio.
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