Opinión
¿Brasil indignado? Sí, Brasil
Como el estereotipo que se ha construido sobre los brasileños es que la mitad de su cerebro la dedican al futbol y la otra al carnaval y, como la revolución de Lula logró transformar a Brasil en una de las economías más importantes del mundo este mismo mundo está sorprendido de las manifestaciones multitudinarias que hoy se han tomado las calles de las principales ciudades de ese país.
La sorpresa es mayor si tenemos en cuenta que 40 millones de brasileños han salido de la pobreza en los últimos 10 años. Que hoy algo más del 50% de su población se clasifica como clase media, que el desempleo es menor del 5% y que, en estos precisos momentos, se celebra allí la copa confederaciones y las gambetas y goles de Neymar tienen a todos los fanáticos del futbol embelesados y felices a nivel global.
Algo pasa en Brasil cuando su pueblo ha logrado niveles de lucidez tales que le permiten entender que es mejor el pan que el circo. Y en lugar de sentirse orgullosos por los bellos estadios de futbol salen a exigir en las calles que el gobierno, en vez de gastar enormes sumas de dinero en el próximo mundial de futbol, debe invertir en mejorar la calidad de la salud, educación, transporte y seguridad.
La gente está cansada de las promesas. Cree solo en los hechos. En realidades concretas. Está cansada de la corrupción de los políticos y exige que los corruptos vivan y duerman en las cárceles en lugar de disfrutar de los gajes y honores de la burocracia y los presupuestos públicos. No resiste más los niveles de inseguridad ciudadana, el racismo, la discriminación y quiere una sociedad más incluyente y democrática. Un nuevo Brasil. No solo próspero sino equitativo.
Los ignorados están en movimiento. Los ciudadanos salen a las calles sin permiso de los políticos a ejercer la democracia directa por una vida mejor. España, Egipto, Túnez, Libia, Grecia, Turquía, Brasil son testigos de la indignación de la sociedad civil. ¿Cuándo veremos indignados a los colombianos, a los costeños, los cesarenses y los vallenatos?
Un 47% de los cesarenses vive en la pobreza; solo hay agua potable en Valledupar; los colegios se están cayendo y la calidad de la educación es pésima; más de 80 mil personas son iletradas; la inseguridad es alarmante; de la corrupción ni se hable; la informalidad económica es del 80%; la salud está en manos de delincuentes. Mientras tanto sus gobernantes tienen otras prioridades que estiman generan más votos y aplausos.
Muchas razones y motivos tenemos para indignarnos. Ojalá los miles de jóvenes que salen a la calle a demostrar su alegría cuando sus ídolos vallenatos graban un nuevo CD lo hagan también para reclamar una vida mejor, más digna y justa.
Rodolfo Quintero Romero
@rodoquinteromer
Sobre el autor
Rodolfo Quintero Romero
Causa común
Rodolfo Quintero Romero. Agrónomo. Máster en Economía, especialista en Derecho del Medio Ambiente y Profesor Universitario. Su columna nos invita a conectar con la actualidad cesarense y entender los retos a enfrentar para lograr un crecimiento sostenible y duradero en el departamento.
0 Comentarios
Le puede interesar
Lo bueno y lo malo del Festival Vallenato
Esta es la columna en la que hacemos todos los años previo al Festival de la Leyenda Vallenata pronósticos y cábalas, pero tambi...
El coronavirus no los detuvo: los 10 columnistas más leídos del 2020 en PanoramaCultural.com.co
Cuando la escritura se convierte en un hábito, cuando el esfuerzo es prolongado, ya no se trata de un simple compromiso, sino de un es...
Economía Naranja: la creatividad como salida a la crisis
“Exprimir al máximo la naranja y extraer su jugo, que sin dudarlo, nos dará desarrollo y progreso social”. En ese ejercicio del ...
Abril: el mes de los mejores festivales
Estoy totalmente convencido que la idea de realizar el Festival Vallenato Francisco El Hombre en el mes de marzo ha sido una exce...
Los Compositores las interpretan mejor
Uno de los nefastos efectos de la piratería en la música vallenata fue la sustancial disminución y casi desaparición de las mal lla...