Opinión
Los nombres de los colegios en el Cesar
Uno de los poetas más grandes de todos los tiempos, Jorge Luis Borges, escribió: “Los artificios y el candor del hombre no tienen fin. El nombre es arquetipo de la cosa, en las letras de 'rosa' está la rosa y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'”.
Los nombres no son meras casualidades, tienen su significado y su importancia. Uno de los nombres de mujer más repetido en los católicos que hablan el idioma español es María, porque es un arquetipo de madre inmaculada y mujer perfecta. De los nombres de los colegios son muy conocidos: Jean Piaget, Pestalozzi y María Montessori, paradigmas universales de la pedagogía.
Son pocas las ciudades del mundo donde no existen colegios con alguna de estos tres nombres. En Bogotá existen instituciones con los nombres de ellos y de otros pedagogos, como el Colegio Distrital José Francisco Socarrás.
¿Y quién fue José Francisco Socarras? Un distinguido hombre de academia, nacido en Valledupar (1907), médico de la Universidad Nacional y gestor de la fundación de la Normal Superior de Bogotá, cuya rectoría desempeñó entre 1937 y 1944, modernizando los sistemas de aprendizaje y enseñanza, abriendo espacios para la mujer profesional, elevando su nivel cultural para borrar las diferencias que la habían estigmatizado.
Entre 1946 y 1950, con el auxilio de una beca, residió en París y allí hizo especializaciones en psiquiatría, neurología y psiquiatría infantil. Miembro adherente de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis y cofundador de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis. Por más de cincuenta años fue profesor en la Universidad Nacional, el Externado de Colombia, Universidad Libre y en la Javeriana.
Dentro de las múltiples facetas de este humanista se destacan su pasión por la filosofía, la historia, la literatura y la política. Representando al liberalismo socialista llegó a la Cámara en 1945, y con Gerardo Molina y Mario Latorre, asistió en París a la instalación del Consejo Mundial de la Paz.
En sus últimos años, perteneció a las Academias de Medicina, de la Lengua y de Historia. Recibió los más altos reconocimientos que otorga el gobierno nacional en el área de la educación. Y murió en Bogotá en 1995.
Es hora de que las autoridades educativas de la ciudad y del Departamento del Cesar reconozcan los méritos pedagogos de este hijo de Valledupar y uno de los próximos Megacolegios lleve el nombre de José Francisco Socarrás.
Aquí nuestras autoridades educativas desconocen a este insigne pedagogo vallenato, y si lo conocen, no valoran su trascendencia, y prefieren, en ocasiones, elegir personas que poca relación han tenido con la docencia para darle el nombre a los colegios.
Nota: El Consejo Directivo del Gimnasio del Norte de Valledupar, en reconocimiento a la labor pedagógica desarrollada en esa institución por la escritora Mary Daza Orozco, debería designar a la biblioteca con su nombre.
José Atuesta Mindiola
Sobre el autor
José Atuesta Mindiola
El tinajero
José Atuesta Mindiola (Mariangola, Cesar). Poeta y profesor de biología. Ganó en el año 2003 el Premio Nacional Casa de Poesía Silva y es autor de libros como “Dulce arena del musengue” (1991), “Estación de los cuerpos” (1996), “Décimas Vallenatas” (2006), “La décima es como el río” (2008) y “Sonetos Vallenatos” (2011).
Su columna “El Tinajero” aborda los capítulos más variados de la actualidad y la cultura del Cesar.
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