Opinión
Trazos de memoria con Chicho Ruiz
¡Qué vaina! Compañero
El encuentro no era aquí, era en Nabusimake.
Así quedamos la última vez que nos vimos,
hace veinte años
Chicho,
Te acuerdas de nuestro juego: “Los confundidos”:
Tú eras argentino y yo ecuatoriano
Únicos extranjeros mostrando este amor de etnia
Tú en dibujar la cultura arhuaca hasta sus últimos detalles
Yo en pintar, con Los Espejos de América, su dolido silencio
Fuiste el primero en retratarlos, dibujar en sus mochilas la geometría de la lluvia, la fertilidad, la madre tierra, símbolos de la identidad arahuaca.
Ahora te vas con ellos a mambear silencio, para ver, desde el agujero de los poporos, como al caminar tejen sus blancas sombras levitando por los cerros
Subirás a las alturas del tiempo donde los mamos pastorean sus sabidurías, a conversaras con sus dioses, que ojala puedas retratar
Por los precipicios de la lluvia saldrás a mojar los pinceles para pintar retratos en aguada neblina de eternidad
Aquí nos dejas: a ellos dibujados con sus largas cabelleras, impenetrables rostros que hablan otra lengua, mochilas que ocultan los misterios de la geometría, vestidos blancos tejidos con lanas de nubes, todo eso que supiste ver y hacernos ver, está colgado y cuidado en las casas de tu Valledupar.
Después de ese encuentro que tuvimos en el corazón de tu casa hace tiempo, supimos que éramos dos extranjeros bebiendo desarraigo, con cosas comunes, soledades, nostalgias, amores, desamores, afectos, defectos y una melancolía de domingo por la tarde, recorriendo sola las calles del alma.
También decíamos que para ser del lugar que amas tienes que trabajar mucho, mucho, mucho y tú eres, bien ganado lugar, el primer dibujante del Cesar.
Todo eso lo hablamos aquella noche donde los pinceles y las plumas dibujaban huellas en el papel del tiempo.
De hoy en adelante la madre tierra te consentirá haciéndote pasear por todas las formas de la naturaleza que la Sierra Nevada guarda y mi envidia será testigo íntimo de los secretos
Ahora vas, solo, adelante,
a ser polvo de tierra.
despojado de ti mismo
Porque libre siempre fuiste
Ahora quieres estar
enterrado en el aire.
Ya partes a un cielo sin fronteras
guindado del pico de la golondrina,
que Jaime Molina supo dibujar.
Irás buscando designios de eternidad
que los arhuacos saben enmochilar
Toda la partida está llena de ti
Desde la última mueca hasta el último brochazo de tinta china
También te llevas el espejo donde nos confundíamos
Tú eras Francisco Ruiz el argentino
Y yo era Chicho Ruiz el ecuatoriano
Qué vaina, compañero, en el más allá
seguiremos este juego feliz.
Francisco Ruiz
Sobre el autor
Francisco Ruiz
Los espejos de América
Vallenato que hace 69 años se fue a nacer a Salta, Argentina. Por medio de esta columna refleja dibujos escritos en palabras pensadas, realidades e irrealidades que habitan en el valle y dentro de sí mismo. Mundos que se alojan en la metáfora “Los espejos de América”, donde pinta y escribe lo que siente. Contacto: franciscoruizsalta@gmail.com
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