Opinión
Que el interés general prime antes del interés personal en Colombia
En un recorrido reciente entre los departamentos del Cesar y Bolívar, más que maravillado por la exuberante biodiversidad que ofrece el paisaje, me avasalla el abandono en materia social y de infraestructura.
El desarrollo de una región promisoria como es el sur de Bolívar, que estrecha lazos comerciales con nuestras tierras cesarenses debe ser tenido en cuenta.
Esta vez tuve la oportunidad de recorrer municipios como Santa Rosa Sur y Montecristo Bolívar, el dinamismo económico impulsado principalmente por la minería en la extracción de oro, complementado por la ganadería, agricultura, comercio y pesca se convierten en una gran oportunidad para sus habitantes y todas aquellas personas que llegan empujadas por la precaria situación económica en sus regiones de orígenes, en la búsqueda de mejorar sus condiciones de vida.
La organización social, en esta parte del país, obedece a la iniciativa propia de su gente ante el abandono por parte de las distintas administraciones municipales, regionales y nacionales. Las personas han ideado métodos que les permitan la resolución de sus conflictos a través de organizaciones como las Juntas de Acción Comunal y figuras asociativas como el cooperativismo que facilitan un ambiente de tranquilidad y equidad en el libre desarrollo de sus derechos como el trabajo.
El país en estos momentos transita por una agitación política marcada por el escepticismo y la polarización, muchas veces la alineación ideológica nos inclina por la afinidad con los candidatos o personas, antes que sus propuestas gobierno.
La región de la Serranías de San Lucas, comparte mucho más que espacios geográficos con el sur del Cesar, arrastran el dolor de las victimas que ha dejado el conflicto interno colombiano. Con la firma de los acuerdos de paz de La Habana, se creyó que había terminado la oscura noche, sin embargo, el texto final de lo acordado no es más que escrituras en papel alimentadas por la ilusión que todo va a cambiar, supeditado a un acto de fe.
Observé al pasar por Gamarra, Cesar, una línea férrea en muy buenas condiciones. Los lugareños me informaron que sólo llega hasta Barrancabermeja, pero no es transitada, lo mismo ocurre con esa gran arteria fluvial como es el rio Magdalena, avenida natural que contribuyó al desarrollo de la nación por varios siglos, desde la expedición de 1536 que comandó Quesada, y en 1824 cuando sus aguas besaron el casco del primer barco de vapor que surcó este imponente afluente. Hoy, sin embargo, está tirada en el olvido, igual que la suerte de los habitantes de sus riveras.
¿Por qué nos damos el lujo de despreciar el gran privilegio natural que nos permite ahorrar tiempo y vidas, de cientos de personas que cada año cobran los accidentes con tracto-camiones y el pago de miles de millones de pesos en peajes que enriquece a un par de familias que son dueñas de las concesiones viales, en detrimento económico de los millones de colombianos que a diario transitamos por ella?
El interés general de los colombianos debe primar sobre el interés personal de un grupo de personas, que tras enriquecerse a través del trafico de influencias, nos lleva a retroceder en materia ambiental y, de paso, sumir en la más absoluta pobreza a los lugareños del río Magdalena al igual que a los habitantes de los pueblos macondianos que contemplaban el paso de los trenes de cargas y pasajeros.
La reactivación de la navegabilidad por el rio Magdalena y la habilitación del ferrocarril desde la Costa caribe al interior del país, significa desarrollo en todos los sentidos, de muchas familias colombianas, permitiendo el fomento de la hotelería y turismo, al igual que el comercio con los principales puertos colombianos, adicional a ello transitar por vías menos congestionada y seguras que minimizan tragedias y tiempo.
Nerio Luis Mejía
Sobre el autor
Nerio Luis Mejía
Pensamientos y Letras
Nerio Luis Mejía es un líder comunal, defensor de los Derechos Humanos, quien ha realizado de manera empírica un trabajo de investigación acerca de las causas que han propiciado -y siguen alimentando- el conflicto armado y social colombiano. Mediante sus escritos, contextualiza las realidades territoriales.
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