Opinión
La incultura ataca las esculturas
Han pasado más de 60 años desde que, en Valledupar y la región, se decidió que la cultura, y más concretamente la música folclórica llamada vallenato, fuera nuestro referente a nivel nacional e internacional, y sólo en los últimos cinco años nos dimos cuenta que se hacía necesario, de una parte, convertirnos en vitrina turística por nuestra música, y de otra, rendirle un sentido homenaje a aquellos artistas que lograron penetrar en el alma y corazón de colombianos y extranjeros creando museos, parques temáticos, esculturas y otros símbolos que nos identifican.
¿Quién, siendo conocedor del vallenato, dudaría que Rafael Escalona Martínez, Consuelo Araujonoguera, Leandro Diaz Duarte o Alejandro Durán Díaz -por solo mencionar algunos-, merecen una escultura o un busto en los pueblos donde nacieron?
¿Qué experto de la música del Caribe colombiano pensaría que los aportes de cantantes como Diomedes Díaz o Jorge Oñate no ameritan que los gobernantes locales los homenajeen con un monumento que tenga su rostro o su figura?
En Colombia se puso de moda, en redes sociales, la foto al lado de la escultura de Diomedes o de su hijo Martín Elías. Un alto porcentaje de visitantes de Valledupar en los últimos cinco años tiene una foto con alguna de estas imágenes. Esto es un importante indicador.
Sin embargo, lo que es bonito para el turista, no lo es tanto para el nativo. El vandalismo se tomó a Valledupar y en particular a nuestra mal trecha cultura. Más se demoraron en develar la escultura de Jorge Oñate que en vandalizarla. Y ya lo habían hecho antes con Diomedes, Martín, Kaleth, Villazón y demás.
Ahora las autoridades locales, al parecer, van a gastar más recursos en restaurar permanentemente esas esculturas que lo que costaron las originales. No hay derecho. Ustedes creen que se justifica poner un policía 24/7 al lado de cada estatua. ¿Cuál es el mensaje que mandamos los vallenatos al resto del país con ese tipo de actitud?
Otros municipios y poblaciones del departamento han venido emulando a Valledupar con imágenes de sus juglares y artistas representativos, ojalá que el mal ejemplo de la capital no sea secundado en esas poblaciones y que los delincuentes que pululan por todos lados, no hagan lo mismo.
Propongo que se ataque esta forma de delincuencia poniendo en los ojos de las esculturas unas cámaras que capten información que conduzca a la judicialización de los facinerosos. El daño en bien ajeno consagrado en el articulo 265 del Código Penal Colombiano se agrava cuando “4. Sobre objetos de interés científico, histórico, asistencial, educativo, cultural, artístico, sobre bien de uso público, de utilidad social, o sobre bienes que conforman el patrimonio cultural de la Nación.” Luego, entonces, lo que falta es una captura y la aplicación de una pena ejemplarizante que se haga pública, a ver si se escarmienta.
Colofón: En la polarización política e ideológica estamos tocando fondo, los últimos acontecimientos indican que no estamos preparados para el cambio brusco que cada día se ve más cerca, la derecha emplea todas las formas de lucha para intentar quedarse y a ello le incluye injusticia, los ánimos están demasiado caldeados, tenemos mucha experiencia en violencia interna, no quiero ni pensar en que volvamos a enfrentarnos físicamente entre los mismos colombianos, sólo porque quienes históricamente han detentado el poder no quieren darle chance a los demás.
Jorge Nain Ruiz
@jorgenainruiz
Sobre el autor
Jorge Nain Ruiz
Vallenateando
Jorge Nain Ruíz. Abogado. Especializado en derecho Administrativo, enamorado del folclor Vallenato, cantautor del mismo. Esta columna busca acercarnos a una visión didáctica sobre la cultura, el folclore y especialmente la música vallenata. Ponemos un granito de arena para que la música más hermosa del mundo pueda ser analizada, estudiada y comprendida.
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