Opinión

El nuevo síndico

Diógenes Armando Pino Ávila

16/02/2024 - 03:20

 

El nuevo síndico
Municipio de Tamalameque / Foto: créditos a su autor

 

La paz que se respira en estos pueblos del Caribe Colombiano tiene como ingrediente la oralidad, las costumbres, las tradiciones y un ingrediente exquisito que es la alegría con la que adobamos los ratos de solaz y esparcimiento, donde le damos rienda suelta a la imaginación creadora de cuentos y anécdotas, en un permanente festejo con gracejos risas y mamadera de gallo. Esto permite vivir sin amarguras, ya que esa alegría y mamadera de gallo se comporta como un by pass que permite una salida a las tensines para alivianar las penurias de la cotidianidad.

Mis queridos lectores, han notado que me gustan las anécdotas de mi pueblo, que soy un cazador de tales relatos e historias y que trato en mis escritos de visibilizar a los personajes del pueblo por sus decires, gestos y acciones, sin importarme su condición racial, económica, social o religiosa. Es más, creo que es una necesidad dejar testimonio de estos personajes y su anecdotario como parte de la cultura local para que las nuevas generaciones conozcan y valoren sus orígenes.

La que les contaré hoy, transcurrió por allá en la década de los 60s, en que Tamalameque vivía una tensión política local entre los miembros del partido liberal oficialista y los del Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) liderado por Alfonso López Michelsen en franca rebeldía contra la férula oficialista. A propósito de dichas tensiones locales el partido liberal se dividió en Tamalameque y se produjeron acciones con una picaresca y jocosidad que narraban los mayores de esa época.

Tomás Gómez y Marciana Pozo habían liderado un movimiento cívico contra la mala administración del Hospital, lo cual provocó el despido de Pedro Claver del Río, un cartagenero rubicundo, que se desempeñaba como síndico. En su reemplazo a petición del pueblo y con la bendición del doctor Emilio Abuabara, fue nombrado Maximino Caballero.

El nuevo síndico, al tomar posesión del cargo, recibió el inventario de los muebles, enseres y equipos del hospital, y entre fórceps, pinzas hemostáticas, fonendoscopios y bisturís, recibió un aparato de esterilización que en el inventario aparecía con el nombre de Autoclave. Al nuevo síndico le llamó poderosamente la atención la coincidencia sonora del apellido del síndico saliente y el nombre del aparato de esterilización, el primero Pedro Claver y el esterilizados auto clave, esta similitud le llevó a profundas cavilaciones y en su calenturiento magín le halló razones de politiquería a este hecho.

Producto de esas cavilaciones y profundas reflexiones tomó, ya apersonado de sus funciones, la decisión de reunir a los empleados del hospital, para -según él, poner los puntos sobre las íes y terminar el desgreño administrativo, su discurso fue encendido y elocuente, habló de la necesidad del trabajo en equipo, de la obediencia debida del empleado con su jefe, teniendo el cuidado de hacer pausas y énfasis para indicar que el jefe, indiscutiblemente era él, siguió con su chachara y elucubraciones oratorias por más de media hora y remató su discurso así:

"Es que en el hospital todo tiene que cambiar, todos han de someterse a las nuevas normas que desde hoy regirán. La disciplina se aplicará desde los Pacientes hasta el empleado de menor rango. Y ese aparatico que ustedes llaman Autoclave, en honor a Pedro Claver el síndico saliente, desde hoy en adelante pasará a llamarse Autocaballero. He dicho señores".

 

Diógenes Armando Pino Ávila

Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Ávila

Diógenes Armando Pino Ávila

Caletreando

Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).

@Tagoto

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

El voto programático es un sofisma

El voto programático es un sofisma

En Colombia por precepto constitucional y legal se establece el voto programático, que es el mecanismo de participación mediante el c...

¿Vallenatólogos o vallesacrílegos?

¿Vallenatólogos o vallesacrílegos?

  Los avances de la tecnología, el imperio de las redes sociales y, de ñapa, la pandemia de la Covid-19 han contribuido al aumento ...

La cultura hay que pensarla

La cultura hay que pensarla

Por estos días, con el fin de asistir a algunos foros y eventos académicos donde he sido invitado como ponente, he estado revisando...

Elecciones territoriales: el Cesar, una mirada en prospectiva

Elecciones territoriales: el Cesar, una mirada en prospectiva

  A casi un año de que los territorios decidan su suerte respecto a quienes regirán sus destinos por los siguientes cuatro años, y...

Los festivales deben imitar lo bueno

Los festivales deben imitar lo bueno

  Este año con la reactivación total de actividades presenciales llegaron de nuevo los festivales vallenatos, y en muchos casos con...

Lo más leído

¿Qué es la oralidad?

Javier Zamudio | Patrimonio

Vida y trayectoria de Rafael Pombo

Redacción | Literatura

La Cultura y el laberinto del poder

Omar Castillo | Pensamiento

La parranda vallenata como un ritual de amistad

María Ruth Mosquera | Música y folclor

Vallenato clásico

Luis Carlos Ramirez Lascarro | Música y folclor

La parranda y el parrandero en la música vallenata

María Emilia Aponte Mantilla | Música y folclor

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados