Literatura
Lo que me dejó el amor de Julieta
No quedan rastros de mi amor bajo tu cielo, pero me alegro mucho de haber volado en él.
TenÃa doce años cuando Julieta me prometió que si le llevaba una mariposa ella me entregarÃa su amor. Recibà un beso muy breve como anticipo y la imaginación se me desbordó para siempre.
Al dÃa siguiente, le llevé una mariposa hermosa que atrapé camino al colegio. No le gustó. Entonces me fui a los arroyos y manantiales cercanos, con el tiempo escalé montañas y hasta me perdà tres dÃas con sus noches en las cumbres gélidas de la Sierra Nevada para llevarle las más hermosas que existÃan. Los lunes aparecÃa en el colegio con enjambres de mariposas exóticas. Ninguna le gustó.
DÃas después, ante la insistencia de mis promesas, decidió darme una segunda oportunidad. Me pidió que le llevara la flor más bella que encontrara a cambio de lo prometido.
Nunca perdà el entusiasmo. Visité montañas, rÃos y manantiales. Asalté todos los jardines de la ciudad, me volvà un pirata de flores, el salón de clases lo convertà en un jardÃn botánico repleto de flores tropicales y mariposas desconocidas por la ciencia.
Ninguna le gustó.
Decidà olvidarme de ella cuando el asunto se me convirtió en un problema mayor que debÃa resolver: atender tantas mariposas cautivas que llevé a casa. Me acosaban todo el dÃa, se posaban en mis libros abiertos a chismosear todo lo que leÃa, se enteraban de todo cuanto escribÃa en mis cuadernos, yo les ponÃa agua de azúcar en las flores para alimentarlas y se adaptaron tanto que nunca quisieron regresar, después se convirtieron en mis confidentes ( aún lo siguen siendo), me acompañaban los domingos de paseo y hasta aprendieron mis preferencias musicales pero lo bueno era que mi casa vivÃa llena de chicas que iban a ver mis mariposas domesticadas.
Desde luego, nunca conseguà el amor de Julieta pero estoy seguro que si a ella le hubiera gustado una de mis mariposas, me habrÃa perdido la mejor época de mi vida.
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Leonardo José Maya
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