Literatura
Redención
A mis hijos: Náyade Liz, Lucas Joaquín y Luisa Daniela.
Estando Ovidio en una hermosa cama de niño donde su pequeño cuerpo se acurrucaba por la suavidad de pétalo del lecho y por la belleza de descanso del dormir, en su mente empezaron a tomar forma las ilusiones de los sueños y rendido empieza a soñar.
Encontrándose en el cielo, escucha una voz que le decía. –Ovidio, muchacho levántate, que tú eres la salvación de este mundo, de este país y por ende, de este pueblo. Ovidio con lo poco que comprendía pudo captar el pedido que se le hacía y acto seguido se levanta como de una espesa nube, prestándole más atención a aquella voz que continuó diciéndole.
-… ¡Oh, hijo mío! yo sé que tú vives en un mundo que se asemeja a una brasa de fuego, sé que vives en un mundo herido por las guerras y las plagas que el mismo hombre ha creado.
Después de estar solamente escuchando palabras, Ovidio se decide a abrir sus labios preguntando.
-¿Quién es usted?
A lo que le responden.
-¿Que quién soy?, pues bien te diré quién soy. Yo soy Dios.
Y Ovidio impresionado dice.
-¡Oh Dios! ¿al que le habla mi mamá para que nos ayude, para que se acaben los problemas y nos traiga regalos en diciembre?.
-Sí, yo soy ése.
-Y dime ¿de qué andas Dios?
Y Dios responde.
-Ovidio, te he despertado para darte instrucciones que darás a conocer a la generación que empieza a crecer, a la que perteneces y que deberá salvarse. Porque esa es la parte buena que empezará a florecer sobre el terreno infestado de inconsciencia y maldad.
-Entonces Dios, ¿qué debo hacer?
-Ovidio, te he escogido porque te sorprendes por lo malo que ves, oyes y sientes, siendo eso muestra de que tu corazón es bueno, noble y lo quiero rescatar ahora que eres dócil capaz de entender lo que te estoy diciendo.
Sé que a pesar de tu edad entiendes los dolores que ha sufrido tu pueblo y tienes el ingenio para llevar mensajes de paz y reflexión a los demás amiguitos. Así los ayudarás para que crean en la verdad y aborrezcan la maldad. Esa, Ovidio, es tu misión ante el mundo, procurando cumplirla a cabalidad. Por eso te escogí.
Por el momento, continúa durmiendo, mientras voy a despertar a otros niños para encargarles otras misiones.
En la mañana, Ovidio despertó alegre, sonriendo y mirando al cielo gritó… -¡Gracias, Dios! ¡Gracias! ahora quiero seguir siendo bueno y contarles a mis amiguitos lo que me dijiste.
“Dios le dejó el mundo al hombre, para que él lo disfrutara y administrara, ésta es otra oportunidad”. Es uno de los apartes de los sermones de Ovidio, de quien se cuenta que anda por el mundo llevando mensajes de paz y amor.
*Relato tomado del Libro “La Múcura de Parménides” del mismo autor.
De. Luis Alcides Aguilar P.
Sobre el autor
Luis Alcides Aguilar Pérez
Buscando
Luis Alcides Aguilar Pérez (Chiriguaná- Cesar). Lic. En Ciencias Sociales de la Universidad del Magdalena. Docente de secundaria. Fiel enamorado del arte de escribir. Publicaciones: La Múcura de Parménides – Compendio de cuentos, poesías y reflexiones; Sueños de libertad – Cuentos, poemas y diez reflexiones; Chiriguaná. Historia y Cultura. Novela inédita “¡Y la culpa no es de Dios!”
0 Comentarios
Le puede interesar
El discurso de Gabo: La soledad de América Latina
Tras la muerte del escritor colombiano Gabriel García Márquez (el 17 de abril del 2014), la obra ha vuelto a resurgir con más fu...
El fracaso de “El otoño del patriarca”
En 1975 cuando por fin vio la luz El otoño del patriarca, después de varios años de estar anunciándose su publicación, fue g...
Febrero Escarlata o la crónica roja en su estado puro
El reciente premio de periodismo Simón Bolívar otorgado a Ernesto McCausland fue una excusa para conocer la obra del periodista y pas...
Cinco poemas de John Harold Better
John Harold Better Armella nació en Barranquilla en 1978. Es autor de los libros: China White (2006), Locas de Felicidad: Cróni...
Dostoievski sigue vigente
La psique humana, la desidia y la miseria humana son los tópicos que permitieron a Dostoievski consagrarse en el panorama universa...