Literatura
Siete poemas eróticos y apasionados de poetas famosos
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En cada palabra puede esconderse un fuego. Un deseo. La poesÃa es el lenguaje del anhelo, de la fantasÃa y del recuerdo. No hay mejor imagen que la de un poema poderoso. Esto también vale para el amor, la pasión y el cuerpo.
Muchos escritores han recreado el amor y el erotismo en sus poemas por ser uno de los temas más evocadores. A continuación, publicamos 7 poemas que encienden los sentidos y despiertan todo tipo de pensamientos… Â
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PIENSO EN TI, de César Vallejo
Pienso en tu sexo.Â
Simplificado el corazón, pienso en tu sexo,Â
ante el hijar maduro del dÃa.Â
Palpo el botón de dicha, está en sazón.Â
Y muere un sentimiento antiguoÂ
degenerado en seso.Â
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Pienso en tu sexo, surco más prolÃficoÂ
y armonioso que el vientre de la sombra,Â
aunque la muerte concibe y pareÂ
de Dios mismo.Â
Oh Conciencia,Â
pienso, si, en el bruto libreÂ
que goza donde quiere, donde puede.Â
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Oh escándalo de miel de los crepúsculos.Â
Oh estruendo mudo.Â
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¡Odumodneurtse!
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DOS CUERPOS, de Octavio Paz
Dos cuerpos frente a frenteÂ
son a veces dos olasÂ
y la noche es océano.Â
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Dos cuerpos frente a frenteÂ
son a veces dos piedrasÂ
y la noche desierto.Â
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Dos cuerpos frente a frenteÂ
son a veces raÃcesÂ
en la noche enlazadas.Â
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Dos cuerpos frente a frenteÂ
son a veces navajasÂ
y la noche relámpago.Â
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Dos cuerpos frente a frenteÂ
son dos astros que caenÂ
en un cielo vacÃo.
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LA CASADA INFIEL, de Federico GarcÃa Lorca
Y que yo me la llevé al rÃoÂ
creyendo que era mozuela,Â
pero tenÃa marido.Â
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Fue la noche de SantiagoÂ
y casi por compromiso.Â
Se apagaron los farolesÂ
y se encendieron los grillos.Â
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En las últimas esquinasÂ
toqué sus pechos dormidos,Â
y se me abrieron de prontoÂ
como ramos de jacintos.Â
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El almidón de su enaguaÂ
me sonaba en el oÃdo,Â
como una pieza de sedaÂ
rasgada por diez cuchillos.Â
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Sin luz de plata en sus copasÂ
los árboles han crecido,Â
y un horizonte de perrosÂ
ladra muy lejos del rÃo.Â
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Pasadas las zarzamoras,Â
los juncos y los espinos,Â
bajo su mata de peloÂ
hice un hoyo sobre el limo.Â
Yo me quité la corbata.Â
Ella se quitó el vestido.Â
Yo el cinturón con revólver.Â
Ella sus cuatro corpiños.Â
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Ni nardos ni caracolasÂ
tienen el cutis tan fino,Â
ni los cristales con lunaÂ
relumbran con ese brillo.Â
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Sus muslos se me escapabanÂ
como peces sorprendidos,Â
la mitad llenos de lumbre,Â
la mitad llenos de frÃo.Â
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Aquella noche corrÃÂ
el mejor de los caminos,Â
montado en potra de nácarÂ
sin bridas y sin estribos.Â
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No quiero decir, por hombre,Â
las cosas que ella me dijo.Â
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La luz del entendimientoÂ
me hace ser muy comedido.Â
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Sucia de besos y arenaÂ
yo me la llevé del rÃo.Â
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Con el aire se batÃanÂ
las espadas de los lirios.Â
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Me porté como quien soy.Â
Como un gitano legÃtimo.Â
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Le regalé un costureroÂ
grande de raso pajizo,Â
y no quise enamorarmeÂ
porque teniendo maridoÂ
me dijo que era mozuelaÂ
cuando la llevaba al rÃo.
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PUNTO G, de Carmen Matute
Un desangrarse lento
Remontable
hasta la más pérfida belleza
hasta el misterio de la carne inerme
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un ciego encadenarse
a la vida
en medio de secretas humedades
fingiéndose criatura marina
o tal vez demonio
cómplice de un ángel
goloso y triste
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un desangrarse
un encadenarse
un agonizar feroz
entre la luz imprecisa y virgen
de un eclipse
cerrados los labios y los ojos
pero abierta
extraviada
florecida.
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UN ROCE BREVE, FUGITIVO… de Clara DÃaz Pascual
Un roce breve, fugitivo
como el ala de una mariposa
hizo arder el aire en un instante
entre tu cuerpo y el mÃo.
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El universo se ocultó a mis ojos
y se encerró en un latido.
Tus miradas se volvieron mares
y sus olas mecieron mi destino.
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Para siempre, un instante,
que ninguna muerte extinguirá,
mientras te ame.
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AMANTES, de Alejandra Pizarnik
Una flor
no lejos de la noche
mi cuerpo mudo
se abre
a la delicada urgencia del rocÃo.
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AGUA SEXUAL, de Pablo Neruda
Rodando a goterones solos,
a gotas como dientes,
a espesos goterones de mermelada y sangre,
rodando a goterones,
cae el agua,
como una espada en gotas,
como un desgarrador rÃo de vidrio,
cae mordiendo,
golpeando el eje de la simetrÃa, pegando en las costuras delalma,
rompiendo cosas abandonadas, empapando lo oscuro.
-
Solamente es un soplo, más húmedo que el llanto,
un lÃquido, un sudor, un aceite sin nombre,
un movimiento agudo,
haciéndose, espesándose,
cae el agua,
a goterones lentos,
hacia su mar, hacia su seco océano,
hacia su ola sin agua.
-
Veo el verano extenso, y un estertor saliendo de un granero,
bodegas, cigarras,
poblaciones, estÃmulos,
habitaciones, niñas
durmiendo con las manos en el corazón,
soñando con bandidos, con incendios,
veo barcos,
veo árboles de médula
erizados como gatos rabiosos,
veo sangre, puñales y medias de mujer,
y pelos de hombre,
veo camas, veo corredores donde grita una virgen,
veo frazadas y órganos y hoteles.
-
Veo los sueños sigilosos,
admito los postreros dÃas,
y también los orÃgenes, y también los recuerdos,
como un párpado atrozmente levantado a la fuerza
estoy mirando.
-
Y entonces hay este sonido:
un ruido rojo de huesos,
un pegarse de carne,
y piernas amarillas como espigas juntándose.
Yo escucho entre el disparo de los besos,
escucho, sacudido entre respiraciones y sollozos.
-
Estoy mirando, oyendo,
con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma
en la tierra,
y con las dos mitades del alma miro al mundo.
-
y aunque cierre los ojos y me cubra el corazón enteramente,
veo caer un agua sorda,
a goterones sordos.
Es como un huracán de gelatina,
como una catarata de espermas y medusas.
Veo correr un arco iris turbio.
Veo pasar sus aguas a través de los huesos.
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1 Comentarios
Maravillosa selección de poesÃa y deseo.
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