Literatura

Muerto, pero de la pea

Arnoldo Mestre Arzuaga

22/02/2024 - 04:45

 

Muerto, pero de la pea

 

Sucedió hace mucho tiempo, cuando estaba vigente la constitución de 1863 y el estado soberano del Magdalena tenía muy olvidada la provincia. El mosquito je-jen con sus picaduras repetitivas ya nos había dado el linaje con que nos conocería el resto del país, ballenatos, por la semejanza al crio del cetáceo más grande de los océanos. La medicina era escasa, y lo poco que se usaba, provenía de plantas y rezos de curanderos, que no tenían ningún efecto curativo, era la fe del paciente que surtía efecto en su organismo.

También para esa época existían hombres enviciados en el alcohol, que siempre tenían algún motivo para ahogarse en la bebida maldita que los llevaba a un mundo diferente, donde se olvidan las penas y la tristeza se convierte en alegrías.

Pedro Jiménez era un gran adorador de Baco, con ese dios se liberaba de su estado normal de conciencia, sentía la música más bella y la vivía, también se reunía con amigos para hacer grandes bacanales, donde el alcohol los inhibía del sueño y del hambre.

Las guerras civiles de la época hicieron que los alimentos se escasearan, desde luego también el alcohol. Pedro quería beber, pero las condiciones prohibitivas se lo impedían, entonces se inventó un dolor que no lo tranquilizaba. Se sobaba el abdomen del lado derecho y emitía quejidos de dolor, todos en el pueblo atinaban que se trataba del cólico miserere, resolvieron por unanimidad llevarlo en barbacoa a la capital de la provincia, no sé de dónde, pero de la nada apareció mucho chirinche, los cargadores lo necesitaban para emprender el largo viaje. Pedro acostado en la hamaca, constantemente pedía un trago, según sus palabras, para apaciguar un poco el dolor. Los voluntarios fueron muchos, de modo que se turnaban constantemente durante el largo recorrido, animados por el chirinche, cada vez que se tomaban un trago, Pedro también lo hacía, fueron dos días que emplearon para llegar al destino final y durante todo ese tiempo, Pedro que fingía estar adormilado en su hamaca, no dejó de tomarse sus tragos. Finalmente, cayó en un estado de estupor que todos los cargadores pensaban que había muerto, pero qué sorpresa se llevaron cuando el médico Pavajeau dictaminó el estado del paciente: este hombre no tiene nada, está muerto, pero de la pea.

 

Arnoldo Mestre Arzuaga

Sobre el autor

Arnoldo Mestre Arzuaga

Arnoldo Mestre Arzuaga

La narrativa de Nondo

Arnoldo Mestre Arzuaga (Valledupar) es un abogado apasionado por la agricultura y la ganadería, pero también y sobre todo, un contador de historias que reflejan las costumbres, las tradiciones y los sucesos que muchos han olvidado y que otros ni siquiera conocieron. Ha publicado varias obras entre las que destacamos “Cuentos y Leyendas de mi valle”, “El hombre de las cachacas”, “El sastre innovador” y “Gracias a Cupertino”.

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Quirófano

Quirófano

  Ahora que estoy atado a la silla de mi escritorio, amordazado y con la venda semi-caída sobre mis ojos, es cuando me doy cuenta qu...

Magela Baudoin, ganadora del Premio de Cuento Gabriel García Márquez

Magela Baudoin, ganadora del Premio de Cuento Gabriel García Márquez

La escritora boliviana Magela Baudoin se adjudicó el Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez en su segunda versiÃ...

Chanson Douce, de Leïla Slimani: Premio Goncourt 2016

Chanson Douce, de Leïla Slimani: Premio Goncourt 2016

El pasado jueves 3 de noviembre se dio a conocer la novela ganadora del premio literario más importante de las letras francesas, Cha...

Siguen diciendo que soy culpable

Siguen diciendo que soy culpable

Ustedes siempre prefirieron a Lucho sobre mí. Por eso no se disgustaban cuando él despertaba a medianoche a cagarse al lado de sus ca...

Virginia Woolf o la gran ruptura literaria

Virginia Woolf o la gran ruptura literaria

  La primera vez que escuché el nombre de Virginia Woolf* fue en 1967 y nunca he olvidado ese momento. Mis padres me habían llevado...

Lo más leído

¿Qué es la oralidad?

Javier Zamudio | Patrimonio

Vida y trayectoria de Rafael Pombo

Redacción | Literatura

La Cultura y el laberinto del poder

Omar Castillo | Pensamiento

La parranda vallenata como un ritual de amistad

María Ruth Mosquera | Música y folclor

Vallenato clásico

Luis Carlos Ramirez Lascarro | Música y folclor

La parranda y el parrandero en la música vallenata

María Emilia Aponte Mantilla | Música y folclor

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados