Música y folclor
Recuerdos de una noche musical con acentos árabes
De que la música es un reconocido puente para el descubrimiento, no cabe duda. Y de que ayuda a entablar un diálogo de manera natural, sin asperezas ni complicaciones, es otra evidencia. Además, se consigue de manera entretenida.
Tuvimos una buena ilustración de estas afirmaciones la semana pasada en la Alianza Francesa de Valledupar con un espectáculo que trascendió los géneros musicales y, sobre todo, las personalidades y las culturas.
Al principio, los protagonistas se conocían vagamente, y es algo normal ya que venían de horizontes muy distintos. Sin embargo, en el escenario, y al compás de la música árabe, cada uno habló su idioma de la mejor manera. Todos los protagonistas sacaron a relucir su talento y así fue cómo en esa noche terminaron consolidando una amistad que hoy no sabe de fronteras.
El que puso la música árabe es Abaji, un reconocido cantante y músico franco-libanés establecido en París. La que aportó la nota de baile es Sheila Gual, una de las grandes bailarinas de belly-dancing de Valledupar. Y finalmente, los que permitieron que la tambora se integrara en este horizonte multi-cultural son los músicos de Consio,
Desde su llegada, Abaji se dedicó a pulir su espectáculo nocturno. La diferencia de temperatura con Bogotá le sorprendió, es cierto, pero no lo amilanó. Enseguida puso su atención en cada detalle del escenario, preocupado por el resultado de esa misma noche.
En una sala de la Alianza, Abaji ensayó con Sheila. Fueron pocos minutos pero intensos y necesarios (para que el espectáculo tuviera un aspecto irreprochable). Lo mismo sucedió con los artistas folcloristas: el entendimiento fue mutuo y cercano.
Y así pudo empezar el show. Primero con un clarinete que fue rompiendo el frío del público y, luego, con unas interacciones propiciadas por el mismo Abaji. Sin conocer el idioma español, el hombre logró hacerse entender e instalar una dinámica. Él marcaba un ritmo reconocible y luego los espectadores respondían aplaudiendo un cierto número de veces. “Espero que mi música sea mejor que mi español”, dijo con una carcajada.
La música de Abaji es una gran fusión. Se impregna de tintes de blues y de música jazz, pero siempre se imponen esos matices y quejidos arabescos que transportan al Medio Oriente.
La nota final la dieron los invitados vallenatos, Sheila y los músicos de Consio, ampliando la fusión y dando a la fiesta un rumbo local. Los espectadores disfrutaron de ese diálogo y de los guiños de cada uno. Al igual que los músicos y bailarines, hablaban el mismo idioma.
De Abaji supimos que es un gran instrumentista. Atesora más de 400 instrumentos en su casa y trata de tocarlos todos. Es una verdadera pasión que combina con su gusto por el viaje. “Tengo un problema –nos dice con una sonrisa– me siento bien en todas partes”.
De Valledupar, resalta el calor y la hospitalidad. Si pudiera, se quedaría, insiste, pero la Alianza Francesa no lo deja un solo instante. Al día siguiente ya se iba rumbo a la Costa…
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