Música y folclor
Los correos del folclor vallenato
El hombre a través del tiempo siempre tuvo una forma de comunicarse con su semejante: para anunciar las guerras, la presencia de enemigos y otras cosas de interés de la colectividad.
Las tribus americanas se valieron del humo para enviar sus mensajes, los africanos hacían otro tanto con los golpes de tambor. Más adelante, aparecieron los correos, quienes se movían de un sitio a otro en bestias, burros y mulas para llevar cartas, cargas y recados.
En nuestro Valle de Upar, los correos casi siempre eran músicos analfabetas, de escaso conocimiento en cuanto a lectura y escritura, pero sí grandes improvisadores que con sus versos llevaban razones de pueblo en pueblo, dirigidas a personas extraviadas (que sus familiares habían perdido de vista) o a mujeres hermosas (que habían roto el corazón de algún hombre y quien, desde la lejanía, le manifestaba su deseo de volver a verla y las penas de su corazón).
Fue así como se concertaron los grandes encuentros fortuitos de nuestros primeros juglares y las leyendas creadas alrededor de sus nombres. De Francisco Moscote se dice que venció al mismísimo diablo en un duelo musical, cuando aturdido y casi derrotado se percató de quien era su rival entonces se le ocurrió tocar el credo al revés, lo que ocasionó la confusión en el extraño personaje que, sorprendido y despavorido, abandonó la contienda echando candela hasta por el trasero.
El desafortunado Andrés Montufar le fue muy mal con el mismo adversario, éste sí fue vencido por satanás , todo por altanero y grosero con las mujeres de Los Venados, preso de la desesperación y el desprecio de una mujer del lugar. Borracho y aturdido lanzó un verso ofensivo que no fue del agrado de los presentes y mucho menos de Dolores Escalona, fiel representante del diablo en la gran comarca del viejo magdalena. En el mundo suceden cosas / que con mi vista yo las veo / Las mujeres de Los Venados / se hacen el bien con el deo”.
Ofendida y humillada, Dolores recurrió a sus grandes conocimientos sobre la hechicería. Se valió de una mujer para cumplir su cometido y, en un trago que ésta le brindó, le surtió un brebaje que al instante derribó a Andrés Montufar y lo puso a votar espumarajos por la boca, quien se retorcía del dolor y todo apuntaba a una muerte segura. La leyenda reza que el moribundo fue llevado a Valencia de Jesús dónde lo atendió otro brujo de renombre, y éste, atemorizado por lo que vio, lo abandonó a su suerte.
Mientras el moribundo reposaba quejumbroso, acostado al aire libre en una cama de lienzo, apareció un gigantesco búho que revoloteó sobre su lecho dejándole caer una culebra cascabel que de inmediato lo mordió en la boca ocasionándole la muerte. Al instante se escuchó una voz idéntica a la de Dolores Escalona que hacía eco a lo lejos "No tocas más Montufar, no tocas más...".
Otro ejemplo de correo es el de Quín Vásquez. Dice la leyenda que era un extraordinario acordeonero, gran improvisador, pero además sabía la oración del perro, se decía que en las fiestas patronales de Valencia y Los venados le ganaba en carreras apostadas a los mejores caballos de la región.
También cazaba cauqueros y venados, carrera a carrera, en las sábanas del Diluvio, pero esto no fue lo que hizo fama a su nombre. Quin podía viajar de Valledupar a santa Marta y regresar el mismo día para tocar una parranda en el barrio el cerezo y al mismo tiempo en Patillal o en cualquier lugar.
Siempre se hacía acompañar de un cajero que nadie conocía ni daba razón alguna de su origen a quien él lo llamaba el socio. Éste exigía que las mujeres no llevarán crucifijos y le daba la espalda al guacharaquero para no ver la cruz que se formaba entre el trinche y la guacharaca. Si esto sucedía se atravesaba y perdía el compás de la melodía.
Quín Vásquez, a diferencia de sus dos colegas anteriores, se asoció con el diablo para ser el mejor en su género musical. Así que, viéndolo desde este modo, los correos, además de impulsadores de nuestro folclor, dieron origen a crear grandes mitos y leyendas que lo engrandecen más.
Arnoldo Mestre Arzuaga
nondomestre@Hotmail.com
Sobre el autor
Arnoldo Mestre Arzuaga
La narrativa de Nondo
Arnoldo Mestre Arzuaga (Valledupar) es un abogado apasionado por la agricultura y la ganadería, pero también y sobre todo, un contador de historias que reflejan las costumbres, las tradiciones y los sucesos que muchos han olvidado y que otros ni siquiera conocieron. Ha publicado varias obras entre las que destacamos “Cuentos y Leyendas de mi valle”, “El hombre de las cachacas”, “El sastre innovador” y “Gracias a Cupertino”.
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