Ocio y sociedad
Estos son los orígenes del bingo y toda su historia
Si hay un juego de azar popular en todo el mundo, ese es, sin duda alguna, el bingo, el cual es jugado por millones de personas en todo el mundo debido, fundamentalmente, a su sencillez de juego, por lo que puede ser disfrutado por todo tipo de público.
Pese a su sencillez, este juego tiene grandes secretos e intrigas que no dejan de sorprender. A continuación, les vamos a presentar su origen para que puedan entender mucho mejor porqué este juego tiene millones de seguidores a lo largo y ancho del mundo.
Se puede decir que Italia fue el país en el que nació el bingo. Concretamente, en el año 1530 y su evolución ha sido continua a lo largo de los años, llegando a jugarse tanto en reuniones familiares como en lugares destinados específicamente a este juego.
Hay que remontarse al siglo XVI para hablar de las primeras loterías. Como ya hemos indicado, Italia es el país en el que se originó el bingo. Allá se le llamaba “Il Gioco del Lotto”, un juego que funciona de manera muy similar al de 90 bolas que conocemos hoy en día.
Por el Viejo Continente, este juego se expandió en el siglo XVIII y el principal país al que llegó fue Francia. En este país se introdujeron cambios importantes en el juego del bingo. Entre estas novedades destacan los cartones y las fichas, así como la aparición de la persona que canta los números. Además, en Francia se acortó el nombre del juego, rebautizándose como Le Lotto, un juego que estaba destinado exclusivamente a la clase alta de la sociedad.
De forma rápida alcanzó otros países como Alemania o Reino Unido, lo que llevó a convertirlo en un juego muy popular en el siglo XIX. En Inglaterra, el Bingo Lingo era la modalidad a la que se jugaba mientras que, en el país germano, el bingo se utilizaba para enseñarle a los niños las tablas de multiplicar.
El nacimiento del término
Lo que sí parece algo más confuso es el origen del vocablo "bingo". Es en el año 1929, cuando se conoce la versión que más se ajusta a la realidad. En concreto, Edwin Lowe, vendedor de juguetes de Estados Unidos, jugó a este juego en una feria, utilizó habichuelas (beans en inglés) para marcar los números en el cartón y los jugadores gritaban "BEAN ON" cuando conseguían una fila o columna.
El juguetero se quedó con esta expresión y, al llegar a Nueva York, jugó al "Beano" con sus familiares y amigos. El éxito del mismo. La historia del nombre actual, hace indicar que un jugador, al conseguir completar todos los números del cartón, empezó a tartamudear poniéndose nervioso y dijo algo parecido a "BI-BI-BIN-GO", y ese parece ser el verdadero origen del nombre del juego.
A España, el bingo arribó en el siglo XIX, consiguiendo gran popularidad en los años 80, al popularizarse los locales en los que se jugaba a este juego. De ahí saltó a Latinoamérica, por las relaciones estrechas mantenidas con las excolonias.
En la historia de este juego, uno de los momentos clave fue cuando el sacerdote Wilkes-Barre, quien estaba casi en bancarrota y no podía mantener su parroquia, recurrió a este juego para solventar su problema.
El juguetero Lowe aceptó la propuesta del párroco, haciendo posible el juego entre 6.000 participantes. Se tuvieron que fabricar un sinfín de cartones (pero todos con las mismas posibilidades). Para ello se recurrió a Carl Leffler, un matemático que diseñó grupos de cifras con números que no se repetían.
La iniciativa fue un éxito y entonces, Lowe aprovechó la ocasión para crear el primer manual con instrucciones, creando múltiples cartones, ante la gran demanda del público.
Natalia Fernández
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