Ocio y sociedad

Sexualidad y erotismo en la pareja: cómo afrontar la apatía e introducir nuevas ideas

Verónica Salas

28/07/2022 - 05:00

 

Sexualidad y erotismo en la pareja: cómo afrontar la apatía e introducir nuevas ideas

 

En plena pandemia, Roberto se encerró poco a poco en una burbuja. La apatía de la cuarentena, el estar conviviendo a diario con las inquietudes y los miedos, pero sobre todo la falta de tiempo debido a las tareas acumuladas, le llevó a reducir los momentos de fantasía con su pareja y consolarse con diferentes sitios webs pornográficos, en busca de una satisfacción rápida.

Así es como descubrió unos lugares en donde se relajaba rápidamente antes de meterse en el trabajo (entonces desde casa) o apresurarse en hacer las tareas acumuladas en casa. Entre esas páginas, descubrió la de bingo porno xxx, que respondía a sus expectativas porque era abierta y diversa en sus contenidos.

Durante semanas y meses mantuvo esa rutina que le aliviaba la mente y aligeraba el cuerpo, hasta que su mujer lo descubrió en pleno acto de auto-satisfacción. La situación fue un choque para ambos. Roberto nunca se imaginó dando explicaciones sobre lo que para él llegó por casualidad y se había establecido como un momento de intimidad, y Jennifer, la esposa, nunca pensó que su marido se extasiaría mirando a otras mujeres teniéndola a ella, ahí, en la misma cama.

Las explicaciones llegaron. Ambos estaban demasiado cansados para todo. Ambos pasaban al lado del otro sin mirarse, perdidos en las preocupaciones económicas, y, para colmo, absorbidos por la educación de dos niños de corta edad. Roberto prometió rectificar esa práctica, mientras que Jennifer se comprometió a crear más espacios para la pareja.

En un momento de soledad, la esposa exploró la web que había mencionado su marido y se sorprendió al descubrir una cantidad abrumadora de porno colombiano. Había de todo y de todas las formas, y eso la atormentó. ¿Cómo es que su marido miraba a mujeres de otros colores, de senos grandes, hiper flexibles, en posturas acrobáticas, mujeres mayores, mujeres más gordas, más peludas, en lugares exóticos o compartiendo con amigas?

Se acomplejó primero por la simple posibilidad de que en estos vídeos encontrara lo que no estaba disponible en su casa, y, luego, se angustió con la simple idea de que Roberto tratara de establecer contactos directos aprovechándose de los “chats”, de las “Web cams” o “salas de visualización”. Ella no entendía ese mundo. Lo veía como algo altamente amenazante, y así se lo hizo saber a su esposo, a pesar de que habían reiniciado de manera compulsiva sus actos amorosos.

El amor volvió a restablecerse, pero sin la tranquilidad de antaño. Y a las pocas semanas, Jennifer y Roberto volvieron a discutir porque la esposa descubrió la huella de una página web en el navegador del marido. En ese momento, ella insistió en que vieran un sexólogo y la cita se hizo, pocos días después. La mujer que les atendió comprobó que nunca había habido infidelidad, que ambos se amaban, y que, además, siempre habían disfrutado plenamente del amor. “Entonces, ¿por qué no se dan una oportunidad y miran el contenido de la web juntos?”, propuso la sexóloga para que ambos encontraran un punto de reconciliación. “¿Por qué no se toman un vinito una noche y miran juntos algunos de los xvideos? Tal vez se atrevan a jugar nuevamente con el amor y descubran algo que les apasione”.

La recomendación de la sexóloga asombró a la pareja. Al principio no supieron cómo interpretarlo. Era como romper un enorme muro que se había construido en el silencio. Era como derrumbar convencionalismos que habían crecido con el nacimiento de los niños. Y, sin embargo, a los dos días, Jennifer apareció en el cuarto matrimonial con una malicia juguetona, una ropa ligerita, una copita de champán, y una propuesta indecente: ¿Y si miramos unos vídeos y, luego, grabamos el nuestro? 

La respuesta no se hizo esperar. Desde ese instante, volvieron a revivir grandes momentos (y grandes fantasías). Se dieron cuenta que la solución estaba en tomar el tiempo y permitirse jugar. Divertirse y sondearse. Siempre lo supieron, pero lo habían olvidado...

 

Verónica Salas

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

“El miedo y la falta de confianza van en contra de la paz”: Yariv Oppenheimer

“El miedo y la falta de confianza van en contra de la paz”: Yariv Oppenheimer

La paz se construye siempre sobre gestos simbólicos y muestras bienintencionadas. En el ciclo dedicado a la “Negociación y la Jus...

Emprender con éxito en 2019, todavía estás a tiempo

Emprender con éxito en 2019, todavía estás a tiempo

  Aunque el primer semestre del 2019 ha pasado volando, esto no quiere decir que no quede tiempo para emprender con éxito. Para aque...

Luis Soriano, el creador del biblioburro de paso por Valledupar

Luis Soriano, el creador del biblioburro de paso por Valledupar

Promocionar la lectura es algo vital para el desarrollo de nuestra sociedad. Ésta es una de las principales ideas abordadas en el foro...

“Soy mototaxista y no soy un delincuente”

“Soy mototaxista y no soy un delincuente”

Se acerca el medio día. Sergio está sentado sobre su motocicleta prendida y estacionada en una concurrida avenida de Valledupar. Co...

Mujeres sin receta: más allá de los mitos

Mujeres sin receta: más allá de los mitos

  Tras la publicación en 2018 de su libro “De esas costumbres que hay en mi tierra”, la escritora guajira Fabrina Acosta-Contrer...

Lo más leído

¿Qué es la oralidad?

Javier Zamudio | Patrimonio

Vida y trayectoria de Rafael Pombo

Redacción | Literatura

La Cultura y el laberinto del poder

Omar Castillo | Pensamiento

La parranda vallenata como un ritual de amistad

María Ruth Mosquera | Música y folclor

Vallenato clásico

Luis Carlos Ramirez Lascarro | Música y folclor

La Parranda vallenata

Carolina Rosa Guerra Ariza | Patrimonio

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados