Opinión

Adiós al último Juglar

Jorge Nain Ruiz

27/09/2013 - 11:10

 

Vicente "Chente" MuniveHace casi cuatro años escribí un artículo que titulé “El último juglar", y expliqué en él por qué no se le puede llamar juglar a cualquier músico; sin embargo, esa palabra se ha puesto muy de moda en nuestro medio y hoy se emplea para referirse indistintamente a un compositor, cantante o acordeonero vallenato.

De nuestros músicos completos, a mi juicio, el único juglar que alcanzó a vivir en el siglo XXI se llamó Vicente “Chente” Munive, a quien despedimos esta semana del mundo terrenal, pero que sin duda acompañará en la juglaría celestial a tantos otros que se le adelantaron.

En una de mis correrías culturales de hace algunos años, al preguntarle a Tomás Darío Gutiérrez qué era para él un juglar, no dudó en afirmarme categóricamente,  que el único juglar que existía en la actualidad era “Chente” Munive y me indicó el camino a La Mina, el pueblo donde podía entrevistarlo.

Sin titubeos me desplacé a ese caserío y allí, en una hermosa casa de bahareque y palma, encontré a Carmen a quien “Chente” le compuso y cantó: “Carmen no deja de contrariarme no sé por qué razón, no quiera que yo vaya a la calle ni que yo tome ron”.

Ella me indicó que a “Chente” lo conseguía en Guacoche, donde la otra mujer; así que tuve que devolverme y, efectivamente, montado en un burro lo encontré llegando a la casa y abrazando a “la negra”, como le gustaba decirle a Edilma, una morena mucho menor que él, que irradiaba alegría por todas partes. Así conocí al último juglar.

Y fue “amor a primera vista”; pasé con “Chente” la tarde más agradable de mi vida, escuchándole sus cantos, sus anécdotas, sus vivencias, los cuentos de sus parrandas e, igualmente, hablar sobre sus mujeres. Sacó el acordeón y me tocó más de cinco merengues; guardo ese video como lo que es: un tesoro;  nos “encarretamos” tanto, que me lo llevé a Bogotá a tocarme una parranda.

Este hombre sí reunía las características de un Juglar: recorría la provincia cantando y tocando sus canciones, esas que narran los amoríos y andanzas; bohemio en todo el sentido de la palabra, enamorado como él solo,  campesino humilde y trabajador, lo que siempre quiso ser y fue, dicharachero, alegre y divertido, ese fue el “Chente” que conocí.

Munive me había invitado a Goacoche nuevamente, porque quería que yo probara el sancocho de gallina que hacía “La negra”.  Mi tristeza es inmensa por haber postergado esa cita que ya no puedo cumplirle, por lo menos en la tierra: ¡Cómo te adelantaste, viejo! Lo último que  puedo decirte es que me debes esa parranda y en el cielo nos vemos...

 

Jorge Nain Ruíz

@JorgeNainRuiz

Sobre el autor

Jorge Nain Ruiz

Jorge Nain Ruiz

Vallenateando

Jorge Nain Ruíz. Abogado. Especializado en derecho Administrativo, enamorado del folclor Vallenato, cantautor del mismo. Esta columna busca acercarnos a una visión didáctica sobre la cultura, el folclore y especialmente la música vallenata. Ponemos un granito de arena para que la música más hermosa del mundo pueda ser analizada, estudiada y comprendida.

@jorgenainruiz

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

La alegría de leer

La alegría de leer

Bajo el marco de una tarde veranera y un ambiente de alegría y festejo en la plaza Alfonso López se celebró, este 8 de marzo, la gra...

El balance del festival vallenato 2020

El balance del festival vallenato 2020

Ya es costumbre en este espacio compartir con ustedes un balance al terminarse cada edición del Festival de la Leyenda Vallenata, y es...

Mis sueños con “El Monarca”

Mis sueños con “El Monarca”

  A pesar de que no tuve la oportunidad de conocer personalmente al doctor Alberto Lleras Camargo, en sus campañas y correrías pol...

Historias de vida de nuestros músicos

Historias de vida de nuestros músicos

Expresiones como “no te lo puedo creer” son las que uno exclama cuando le cuentan las historias y odiseas que viven en pleno sigl...

El claustro de los murciélagos

El claustro de los murciélagos

A pesar del amor imbatible y diáfano que siento por ella, no puedo esconder la amargura que me ocasiona verla cada vez más consolid...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados