Opinión
Diáspora y génesis afrocaribeñas (IX): recapitulación
El epítome histórico-comunicativo en la expresión musical del Caribe y las Antillas despliega tres aspectos claves en su desarrollo:
1) Testimonios del padre Las Casas y Álvar Núñez dan cuenta de elementos en cantos y voces en el siglo XVI, pese al oscurantismo y fanatismo religioso de Felipe II, que sólo permitía modestas expresiones musicales de carácter militar y eclesiástico: “bailes y cantos toda la noche hasta que venía la claridad, acompañado de cascabeles, tamborinos, flautas, chirimías de odre, maracas y conchas de caguama encordadas con nervios”,se destaca la vihuela que viene a evolucionar en la guitarra.
2) Los valores populares, musicalmente hablando, impusieron un producto de mezcla desordenada, obedeciendo a las necesidades propias medio socio-geográfico caribeño, desde las jornadas coloniales, plenos de intercambios étnicos y comerciales. El desarrollo de ciertos instrumentos y ritmos imprimían su huella en lo que el pueblo bailaba y cantaba, alternadamente en cortejos como en las procesiones religiosas y manifestaciones festivas de herencia medievales, o aquellas de tipicidad genuina derivadas de las canciones gitanas de los galeones presos, así como en los tripulantes marineros y los soldados.
3) Con todo lo que tiene a su alcance e imaginación, se divierte el pueblo, con el vigor que proviene de Castilla la Vieja y del sur de España, con los espectáculos de las corridas de toros y del juego de cañas (muy peligroso y frecuentemente prohibido), herencia moruna, con gran alarde de bullicio y destreza a caballo.
Un registro de época es el acompañamiento musical en ocasión del rescate de un obispo, con despliegue de esbeltos talles y mezcla de razas :
Suenan morugas, alboques, tamboriles,
Tipiraguas y adufes ministriles / Al son de una templada sinfonía,
Flautas, sampoñas y rabeles ciento / Delante del Pastor iban danzando / Mil mudanzas haciendo y vueltas dando.
Aquellos cantos que sin distinciones se escuchaban tanto en Sevilla como en los puertos de una a otra orilla del Atlántico, resaltando los instrumentos:
La zambomba retumbe con la tarrañuela / Retumbe, retumbe con voces confusas / Matraca y bandarria Retumbe, retumbe con lyras bastardas / Pandero y sonajas.
Muchos tonos de requiebro amoroso, de expresión tierna, navegaron desde el Golfo de México hasta el collar de islas en los confines del Caribe y las Antillas, hasta el borde inferior que encierra el Orinoco en el continente latinoamericano.
Su función comunicativa dependía del baile convergente, de la música profana y urbana en sectores marginados de oportunidades de bienestar social. Sus modelos fueron las polifonías marianas del rito eclesial español y la canción popular europea derivada de la Revolución Francesa, la canción provenzal y la canción napolitana.
La guitarra es el instrumento líder, mas en los salones burgueses primaba el piano de mesa y el arpa, conformando diferenciación social con diversas identidades y dinámicas culturales y musicales.
La guitarra y la bandurria españolas y otros instrumentos producen variedad de cuerdas como el tres, cuatro, tiple, seis, mejorana y otros timbres de donde surgen complejos procesos de sincretización musicales y sonoras de nuestro ámbito Caribe.
Los planos de percusión africanos son el principio constructivo y raíz de identidad de toda la música en nuestro continente que influencia más allá del hemisferio occidental.
Cito al clérigo antillano-martinico Labat, quien reconoce al Caribe como un todo histórico cultural: “ No es accidente que el mar que separa nuestras tierras no importa al ritmo de vuestro cuerpo”.
Región fraguada en el crisol del conflicto, la contradicción y la confrontación inevitable de clase y casta que refleja nuestras realidades y deseos de emancipación, exigiendo como dijo José Martí, ante el desafío y responsabilidades comunes: “Los pueblos han de darse prisa para conocerse como quienes van a pelear juntos”.
Jairo Tapia Tietjen
Sobre el autor
Jairo Tapia Tietjen
WikiLetras - In Memoriam
Codazzi, Cesar (1950-2018). Columna en memoria de quien fue un destacado colaborador de PanoramaCultural.com.co. Bachiller Colegio Nacional A. Codazzi, 1970. Licenciado en Filología Española e Idiomas, UPTC, Tunja, 1976; Docente en Colegio Nacional Loperena, 1977-2012. Catedrático Literatura e Idiomas, UPC, Valledupar, 1977-2013. Director Revista 'Integración', Aprocoda-Codazzi, 1983-2014; columnista: Diario del Caribe, Barranquilla, El Tiempo, Bogotá, El Universal, Cartagena, El Pilón, Vanguardia Valledupar: 1968-2012. Tel: 095 5736623, Clle. 6C N° 19B 119, Los Músicos, Valledupar- Cesar.
0 Comentarios
Le puede interesar
Se mueve la cosa política
Algo común y corriente es que cuando se acercan las elecciones locales y regionales, un año antes, o quizás mucho antes, los d...
El negro sirve pa todo
En muchas ocasiones he escuchado a las señoras decir que el negro pega con todo, refiriéndose a las prendas de vestir de ese colo...
Abril, el mes del Festival de la Leyenda Vallenata
Comenzó el mes de abril y con él Valledupar se impregna de un indecible ambiente a Festival. Todo lo que suena –un acordeón, una c...
El deterioro del tejido social de La Paz (Cesar)
De acuerdo a un estudio adelantado por el Centro de Investigaciones Sociales y Económicas, CISE, de la Universidad Popular del Cesar, ...
Cuando el fanatismo religioso toca a nuestras puertas
Otra vez la locura, disfrazada de fanatismo religioso, toca a nuestras puertas. Tratan por todos los medios de ahogarnos en el terror...