Opinión
Hay que repensar los festivales
Acaba de efectuarse la versión 36 del Festival Cuna de Acordeones de Villanueva Guajira y los informes, comentarios y balances que me reportan no son precisamente los mejores.
Sin duda este festival hasta hace muy poco tiempo ostentaba el segundo lugar en importancia de todos los festivales vallenatos del país, pero en el último lustro viene de tumbo en tumbo y hoy hay que decir que se encuentra en cuidados intensivos y con pronóstico reservado.
Pero si queremos encontrar algún consuelo, éste no es el único. La gran mayoría de festivales atraviesan la misma crisis y algunos ya murieron y los enterraron. Luego, la pregunta clave es: ¿Dejamos que las cosas sigan por ese camino o hacemos algo para salvarlos?
Soy de aquellos que piensa que los festivales vallenatos son el polo a tierra de nuestro folclor, que ellos se encargan no solo de difundir, promover y promocionar las nuevas figuras, sino especialmente de preservar las raíces y la autenticidad de lo que nos ha dado en el último siglo la identidad cultural y gran parte del soporte económico de nuestra región, por eso debemos mantenernos celosos y ser guardianes implacables de todo lo que atente contra ese acervo inmaterial que Dios nos ha encomendado.
Me cuentan que en Villanueva hace rato hay un “tira y jale” entre las autoridades locales y parte de la Junta organizadora, me dicen que muchos políticos están haciendo cola para adueñarse del festival y también que entre los mismos organizadores existen fricciones irreconciliables y que todo eso es lo que ha llevado a la postración del Cuna de Acordeones.
Se hace urgente el nacimiento de un organismo que asesore, vigile y controle la organización y ejecución de los festivales vallenatos en el país, que no permita que la politiquería se tome estos eventos culturales, que exija a las juntas organizadoras presentar y aplicar un plan de acción anual o una hoja de ruta que garantice la consecución de los recursos para financiar los eventos, sin que estos dependan exclusivamente de los aportes que hacen los mandatarios locales.
No podemos permitir que la corrupción interna y externa siga carcomiendo estos eventos. Tampoco es conveniente que la presentación de artistas invitados siga siendo más importante que los concursos en sus distintas categorías, debe ser “conditio sine qua non” que la premiación se pague en tarima y no meses o años después, como viene haciendo carrera.
En conclusión hago un llamado a todos los gestores culturales de nuestra música para que hagamos causa común en pro de salvar una herramienta valiosa para la conservación de algunos principios de nuestra cultura.
Jorge Nain Ruiz
@JorgeNainRuiz
Sobre el autor
Jorge Nain Ruiz
Vallenateando
Jorge Nain Ruíz. Abogado. Especializado en derecho Administrativo, enamorado del folclor Vallenato, cantautor del mismo. Esta columna busca acercarnos a una visión didáctica sobre la cultura, el folclore y especialmente la música vallenata. Ponemos un granito de arena para que la música más hermosa del mundo pueda ser analizada, estudiada y comprendida.
0 Comentarios
Le puede interesar
El control extorsivo
El control político es un mecanismo que la Constitución y la ley otorgan a los congresistas, diputados y concejales con el fin de e...
La fuerza irresistible de creer
Para el que cree todo es posible. “Jesús le dijo: —No digas: “Si puedes hacer algo”, todo es posible para el que cree” (...
Mujeres en el Vallenato: más protagonistas que musas
Desde el año 2015 la asociación feminista Evas&Adanes viene liderando el Foro-Concierto “La mujer en el vallenato” En la vers...
Editorial: En defensa de la diversidad lingüística de Colombia
En Colombia existen 68 lenguas nativas, 65 de éstas habladas por comunidades indígenas, una lengua criolla de San Basilio de Pale...
Los hombres sí lloran
Cada día conozco aliados que buscan reinventarse, cambiar paradigmas y liberarse de cargas que son difíciles de llevar, como lo e...