Turismo
Patillal, una tierra de compositores
A pocos kilómetros de Valledupar, yendo por los viejos caminos a la Sierra Nevada, y pasando por La Mina y Atánquez, se encuentra el pueblo de Patillal. Un pueblo pequeño y rural, tranquilo y silencioso, que destaca por la grandeza de sus compositores. Éste es el primer paso para conocer las grandes figuras del universo poético y musical del Cesar.
Por una carretera renovada y pasando por unas campos interminables, llegamos al lugar deseado. Enseguida nos llama la atención las esculturas en homenaje a los juglares más destacados del corregimiento del Patillal. Un semillero de talentos que ahora tiene un espacio para recordarlos. Sus rostros esculpidos en una moneda enorme y dorada destacan del entorno y nos llevan a la reflexión: ¿Cómo un pueblito tan pequeño puede ser la fuente de tanto talento?
Entre estos juglares destaca Rafael Escalona (1927-2009), uno de los compositores más mediáticos de los últimos años. Empezó a componer en el año 1943, con sólo 15 años, basándose en vivencias e historias recogidas en el seno de su familia, y compuso más de 100 temas reconocidos nacional e internacionalmente. Fue inmortalizado por García Márquez en “El Coronel no tiene quién le escriba” y “Cien años de soledad”.
También resaltan otros maestros como Octavio Daza (1943-1980), nacido en San Juan, quien se trasladó a temprana edad a la ciudad de Patillal. Aunque falleció con sólo 32 años, sus composiciones son el reflejo de una intensa y emocionante existencia. Se hizo amigo cercano de Fredy Molina (1945-1972), otro de los homenajeados en esta plaza.
José Hernández Maestre (1949-2004) conocido por su famoso tema “El hijo de Patillal”, Tobias Enrique Pumarejo (1906-1995), Chema Guerra (1929), José Alfonso Maestre (1965) y Julio García (1946).
Todos y cada uno de los artistas citados pueden ser la base de un estudio, un cuento o una película. Siempre han mantenido el recuerdo vivo de Patilla en sus composiciones y la ciudad de Patillal les devuelve esa admiración con un plaza llena de solemnidad y gratitud. Estampas de una relación pasional. Grandes genios reunidos en un solo espacio.
Alrededor de la plaza, todo es paz y silencio. El sol resguarda a los maestros y los hace brillar. En el fondo, la iglesia parece sola. A la espera de una humilde mirada. Todo son extremos que cautivarán al viajero: la sencillez de un pequeño municipio y el ego construido sobre el genio de sus compositores.
Una visita inevitable para todo aquel que quiera conocer la esencia de estas tierras vallenatas.
0 Comentarios
Le puede interesar
![La Pilonera Mayor: de la controversia a la consagración](media/images/articulos/2019/09/06081320.jpg)
La Pilonera Mayor: de la controversia a la consagración
Entrando a Valledupar por el puente Hurtado, la Pilonera Mayor es uno de los grandes símbolos que acogen al visitante. A pocos met...
![Viaje a Ciudad Perdida: vestigios de una civilización indígena](media/images/articulos/2021/09/19122905.jpg)
Viaje a Ciudad Perdida: vestigios de una civilización indígena
Ciudad Perdida, también llamada Teyuna, es un tesoro arqueológico que la selva tropical colombiana ha guardado durante cuatro sig...
![Moscú, una ciudad esplendorosa en continuo movimiento](media/images/articulos/2018/10/09042411.jpg)
Moscú, una ciudad esplendorosa en continuo movimiento
Nueva, arriba, abajo... Vayamos por partes. Moscú es, desde luego, antigua. Ya en el siglo VI era lugar de paso de los eslavos, antepa...
![El Festival Vallenato, una gran fortaleza turística](images/stories/desfilepiloneras2013pp.jpg)
El Festival Vallenato, una gran fortaleza turística
El Festival Vallenato es el gran estandarte de Valledupar. Un evento que no solamente ayuda a que el folclor del departamento perviva y...
![Taganga, una playa de encanto en el Caribe colombiano](media/images/articulos/2021/03/21071056.jpg)
Taganga, una playa de encanto en el Caribe colombiano
Este pequeño poblado de pescadores, ubicado a sólo diez minutos de Santa Marta (Magdalena), atrapa por su parsimoniosa vida y su ...